jueves, 23 de julio de 2015

Versos de amor - Poema F. Lope de Vega

Versos de amor, conceptos esparcidos,
engendrados del alma en mis cuidados,
partos de mis sentidos abrasados,
con más dolor que libertad nacidos;
expósitos al mundo, en que perdidos,
tan rotos anduviste y trocados,
que sólo donde fuiste engendrados
fueran por la sangre conocidos;
pues que le hurtáis el laberinto a Creta,
a Dédalo los altos pensamientos,
la furia al mar, las llamas al abismo,
si aquel áspid hermoso nos aceta,
dejad la tierra, entretened los vientos,
descansaréis en vuestro centro mismo.

Felix Lope de Vega

miércoles, 22 de julio de 2015

AMOR CASI UN VUELO - Poema Fray Luis de León

Amor casi de un vuelo me ha encumbrado
adonde no llegó ni el pensamiento;
mas toda esta grandeza de contento
me turba, y entristece este cuidado,

que temo que no venga derrocado
al suelo por faltarle fundamento;
que lo que en breve sube en alto asiento,
suele desfallecer apresurado.

mas luego me consuela y asegura
el ver que soy, señora ilustre, obra
de vuestra sola gracia, y que en vos fío:

porque conservaréis vuestra hechura,
mis faltas supliréis con vuestra sobra,
y vuestro bien hará durable el mío.

Fray Luis de León

martes, 21 de julio de 2015

Amantes - Poema de Pablo García Baena

El que todo lo ama con las manos
despierta la caricia de las cítaras,
siente el silencio y su pesada carne
fluyendo como ungüento entre los dedos,
lame la lenta lengua de sus manos
el hueso de la tarde y sus sortijas
se enredan en el ave adormecida
del viento. Labra en mármoles de humo
el cuerpo palpitante del abrazo
extenuado cual cervato agónico,
y con el pico frío de sus uñas
monda la oliva efímera del beso.

El que se ama solo, el que se sueña
bajo el deseo blanco de las sábanas,
el que llora por sí, el que se pierde
tras espejos de lluvia y el que busca
su boca cuando bebe el don del vino,
el que sorbe en la axila de la rosa
la pereza oferente de sus hombros,
el que encuentra los muslos del aljibe
contra sus muslos, como un saurio verde
sobre el mármol desnudo e inviolado,
ese que pisa, sombra, desdeñoso
el pavimento de las madrugadas.

El que ama un instante, peregrino
voluble, de flauta hasta los labios,
de la trenza al citiso, de los cisnes
a la garganta, de la perla al párpado,
de la cintura al ágata, del paje
a la calandria y tras él, silente
va talando el olvido de las mieses altas,
tirso áureos de espigas, leves brotes,
todo un bosque confuso de recuerdos,
y él va cantando, ruiseñor nocturno,
capricho y galanía, bajo la luna.

Y el que besa llorando y el que sólo
sabe ofrecer y aquel que cubre el pecho,
para no amar, de oscuro arnés, sonrisa
y un gerifalte lleva silencioso
devorando su corazón de gules.

Todos, la noche maga con su rezo
los enloquece, clava en sus pupilas
el helor de su vaga nieve negra,
les da a beber rencor entre sus manos,
los hurta en el arzón de sus corceles,
los trae y los lleva como mar en cólera,
coronadas las olas de sollozos,
de cabelleras náufragas, de sangre,
y los devuelve dulces, poseídos,
hasta la playa bruna y solitaria.

Pablo García Baena

lunes, 20 de julio de 2015

Colina – Poema de Ángela Figuera -

Ola cuajada en la piedra
con espuma de romero,
hasta tu desnuda cima
me has levantado sin vuelo.
Sobre tu lomo clavada
-mástil sin vela en el viento-
de un horizonte redondo
soy matemático centro.
Ocres, amarillos, verdes,
me enredan los pensamientos...
-pinos, tierra; tierra, pinos;
Duero, chopos; chopos, Duero-.
El aire me hace sorber
tragos de frío silencio.
El péndulo de la tarde
me bate lento en el pecho.
El grito de un ave avanza,
hélice de agudo acero:
manos y boca me sangran
sólo de intentar cogerlo.


Ángela Figuera