martes, 14 de noviembre de 2017

Para ti mi amor - Poema de J. Prévert

Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti
mi amor

Fui al mercado de flores
y compré flores
Para ti
mi amor

Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
mi amor

Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré mi amor.

J. Prévert



miércoles, 8 de noviembre de 2017

CINCO HOMBRES - Poemas de Zbigniew Herbert

1

Los sacan de mañana
al patio empredrado
y los ponen contra el muro

cinco hombres
dos de ellos muy jóvenes
los otros de mediana edad

nada más
puede decirse sobre ellos

2

cuando el pelotón
apunta sus armas
todo de repente aparece
en la luz estridente
de la obviedad

el muro amarillo
el frío azul
y en lugar del horizonte
el alambre negro sobre el muro

ese es el momento
en que se rebelan los cinco sentidos
con todo gusto escaparían
como ratas de un barco que se hunde

antes que la bala llegue a su destino
el ojo percibirá el vuelo de proyectil
y el oído registrará un susurro de hierro

la nariz se llenará de un humo cortante
un pétalo de sangre cepillará el paladar
el tacto se contraerá y luego se aflojará

ahora yacen sobre el suelo
cubiertos en sombra hasta los ojos
el pelotón se retira
sus ojales correas
y cascos de hierro
están más vivos
que aquellos que yacen junto al muro

3

Yo no acabo de enterarme de esto
lo sabía desde antes de ayer

entonces por qué he estado escribiendo
poemas sin importancia sobre las flores

de qué hablaron los cinco
la noche antes de ser ejecutados

de sueños proféticos
de un escape a un burdel
de repuestos para carro
de un viaje por mar
de cómo cuando uno de ellos tenía espadas
no debió haber abierto en el juego de naipes
de cómo el vodka es mejor
después del vino te da dolor de cabeza
de muchachas
de frutas
de la vida

así que uno puede usar en poesía
los nombres de pastores griegos
uno puede intentar capturar el color del cielo en la mañana
escribir del amor
y también
una vez más
con un fervor muerto
ofrecerle una rosa
a este traicionado mundo.

Zbigniew Herbert

sábado, 4 de noviembre de 2017

Del viejo, el consejo - Poema de José María Gabriel y Galán

Deja la charla, Consuelo,
que una moza casadera
no debe estar en la era
si no está el Sol en el cielo.

Tu hogar tendrás apagado,
y al mozo que habla contigo
le está devorando el trigo
la yunta que ha abandonado.

Mira que está oscureciendo,
que en las riberas lejanas
ya están cantando las ranas,
ya están las aves durmiendo.

Que tocan a la oración,
y hay gentes murmuradoras
cuyos ojos a estas horas
cristales de aumento son.

Y es que los oscureceres
son unas horas menguadas
que han hecho ya desgraciadas
a muchas pobres mujeres.

Mira, muchacha, que ha sido
la tarde muy bochornosa
y va a ser fresca y hermosa
la noche que ha producido.

Mira que son muy contadas
las fuerzas de la memoria;
mira que huelen a gloria
las mieses amontonadas.

Y está tu galán delante,
y está tu hermanillo ausente,
y está el amor en creciente
y está la Luna en menguante.

Y a luz tan débil yo creo
que sola a salir no atinas
del laberinto de hacinas
donde metida te veo.

Tal vez si el mozo me oyera
pensara que esto es perfidia,
creyera que tengo envidia,
que tengo celos dijera.

Pues con la venda de amor
no viera que soy un viejo
que solo con un consejo
puedo acercarme a tu honor.

Vete, muchacha, y no quieras
llorar prematuros gozos,
que sé lo que son los mozos
y sé lo que son las eras.

Y en tales oscureceres
pláticas tales de amores
dicen los murmuradores
que son de tales mujeres...

Y tienen razón, Consuelo,
que una moza casadera
no debe estar en la era
si no está el Sol en el cielo.

José María Gabriel y Galán 

viernes, 3 de noviembre de 2017

Las campanas doblan por ti - John Donne


¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?   


Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

John Donne