Verá usted, señor
presidente. Lo que más me molesta no es que usted sea un b… malnacido, sino un
ignorante, y sobre todo un mentiroso. Se presentó a unas elecciones diciendo
que no haría cosas que ahora hace. Dijo hace tiempo que la posibilidad de una
amnistía fiscal le parecía injusta y absurda, y no ha tardado ni tres meses en recurrir a esta medida de forma
injusta y absurda, como señala el diputado de
IU A. Garzón al que usted y sus secuaces ningunean como a cualquier otro que no
sea seguidor suyo. Ésa es la democracia que ustedes entienden, ignorar a los
representantes de la ciudadanía que no le es afín. Usted dijo que la Sanidad y
la Educación no se tocaban, y la han tocado pero bien. A la banca nada, y eso
que los grandes expertos en economía señalan que, o le metemos mano a sus
amigos de las finanzas, o nos vamos a pique.
Le voy a explicar unas
cuantas cosas dado que usted es un ignorante que lee prensa deportiva en lugar
de libros de historia, economía o política. Durante los años 20 hubo gente que
tuvo la genial idea de crecer mucho, por encima de sus posibilidades como ahora
tienen ustedes tan de moda decirnos. Tanto que incluso a Churchill, para salir
de la situación de postguerra, se le ocurrió revalorizar la libra, lo que trajo
bajada de sueldos y aumento de las horas de trabajo. No sólo no se creció por
encima de lo esperado sino que destruyó la posibilidad de crear un modelo
sostenible de crecimiento basado en el consumo, lo que permite terciarizar una
economía y hacerla verdaderamente competitiva. Eso es ser un país desarrollado
y no ganar mundiales de fútbol.
Cuando llegó la crisis del
29 y la posterior recesión mundial en los 30, en un país tan poco sospechoso de
socialista, comunista o lo que ustedes quieran, como EEUU, decidieron adoptar
una cosa llamada New Deal, que consistió, entre otras cosas, en subir
los sueldos y bajar las horas de trabajo. Como consecuencia, había más puestos
de trabajo para cubrir esas horas de menos, y los que salían de su trabajo lo
invertían en consumo, lo que reactivó la economía y permitió al país dar un
definitivo empujón hacia arriba para salir victorioso de una Guerra Mundial que
libró en tres continentes.
Por si usted no lo sabe, las
medidas que está ejecutando han conseguido lo contrario. Hablo en pasado porque
tal vez no lo sepa, pero no hay nada nuevo en los famosos "recortes".
Argentina, Chile, Polonia, Rusia y así hasta un largo etc de países engrosan
una horrible lista de fracasos de las políticas neoliberales de Milton Friedman
y el Consenso de Washington que desde los 70 llevan intentando hacernos creer
que sumergir a un país en el shock económico es una salida a la crisis. Jamás
las medidas de la Escuela de Chicago han funcionado. Jamás un país ha salido de
la crisis de esa forma. Jamás una sociedad se ha beneficiado de ello. Por el
contrario, ha generado suicidios, deterioro del Estado del Bienestar (que ustedes insisten en decir que se
ha terminado mientras vemos cómo crece y se desarrolla en otros países de
nuestro entorno) y ha destruido el futuro de numerosas generaciones.
Usted miente, señor
Presidente, y es sumamente peligroso. Porque el anterior era un inútil, pero
usted es un pirómano en mitad de un incendio. El otro creía vivir en el País de
las Maravillas y usted nos está sumiendo en el País de los Horrores.
Toda política fiscal que no
se base en la generación de riqueza, toda medida relativa al empresariado que
no atienda prioritariamente a las empresas que cotizan más del 60% de sus
ganancias en forma de sueldos e impuestos en España (y no Repsol, que solamente
invierte un 20% y ahora la defienden como española; hay empresas extranjeras
que reparten más beneficios al conjunto del país), todo lo que no sea alumbrar
un futuro basado en la investigación y no en el trabajo precario, es destruir
el futuro del país.
A usted y sus secuaces se
les llena la boca diciendo que hay que fomentar el emprendedorismo, y en lugar
de ello desarrollan un plan basándose en los ideales especulativos de los
dirigentes de la CEOE cuyo historial de empresas arruinadas por la especulación
de la que ellos salen indemnes mientras el Estado se hace cargo de los parados
que dejan es absolutamente bochornosa. Eliminan de todo plan de emprendedores
la posibilidad del emprendedor social y generan únicamente una nueva casta de
tiburones amparados en una reforma laboral neofeudal.
Ustedes se olvidan que los
países desarrollados como EEUU, Alemania, Francia, etc., invierten entre el 2’6
y el 3’4% del PIB en I+D+I. España no sólo necesita un esfuerzo superior (en
torno al 6%) para ponerse a su altura sino que ustedes nos bajan la inversión del 1’3% al 0’9%.
Para entendernos, usted que
sólo lee sobre deportes, es la diferencia entre inventar un coche, y
fabricarlo. Quien lo inventa tiene los beneficios de todos y cada uno de los
coches que se venden. Quien lo fabrica sólo de las unidades que salen de su
fabrica. ¿Dónde se inventan los coches? En Alemania, por citar un caso. ¿Dónde
se fabrican? En España, Polonia o Rumania. Es evidente de quiénes estamos más
cerca, pues. Al darle el hachazo que usted le ha dado a la investigación nos
condena a ser un país de camareros, portaequipajes, y por supuesto de
trabajadores poco o nada cualificados que trabajemos para empresas extranjeras
a sueldos miserables mientras tenemos la moneda de los países con mejor calidad
de vida. Si seguimos en el euro es para vivir como ellos, no para que ustedes
nos hagan vivir como en Botsuana con precios de París.
Tal vez no sepa quién es
Paul Kruggman, pero es Premio Nobel de Economía. Para él es evidente que usted
nos miente o no quiere darse cuenta de que no estamos ni siquiera en recesión,
sino en fase de depresión, y sus medidas nos hunden cada vez más. Ha aceptado
ser el banco de pruebas del FMI, cuyas medidas ya arruinaron a varios países, pregunte si no por Grecia o
Italia donde están fracasando estrepitosamente. Usted no le dice a la gente que
estamos metidos en una III Guerra Mundial cuyas armas no son de fuego, sino que
tienen a forma de experimentos socio-económicos, donde los tanques son agencias
de calificación de la deuda, donde los países utilizan a los ciudadanos para
intereses ajenos a estos, y donde, al final, la gente está muriendo y
sufriendo, como en cualquier guerra. Usted nos dice que es bueno meter a
cuarenta alumnos por clase, que es bueno que haya menos profesores, menos
médicos, menos atención sanitaria, y a veces pienso que simplemente usted es
gilipollas, que no puede ser que actúe con maldad. Y créame, lo sigo pensando.
Los malos seguramente son otros, usted no tiene la inteligencia suficiente para
darse cuenta de todo eso. Sí la tiene, en cambio, para saber que todo esto
puede traer revueltas sociales, agitación en la calle. Por eso va a aprobar una
medida por la cual será terrorismo y condena criminal resistirse a la voluntad
del Gobierno expresada en sus brazos de coerción, es decir, al policía. Como yo
le estoy diciendo esto, seguramente me acusará de terrorismo por incitar a la
gente a decirle a usted las verdades a la cara.
Señor Presidente, usted no
quiere decirlo porque la Führer Merkel le amenaza desde el IV Reich que se ha instalado. No es una exageración, oiga, que lo dice hasta el Financial Times que como todo el mundo sabe es muy de izquierdas sin duda. Estamos metidos
en mitad de una III Guerra Mundial, vuelvo a repetírselo, y no es una idea
únicamente mía, sino de gente de esa que ha estudiado, tiene doctorados, ha
dado clase en varias universidades, ha viajado por el mundo, ha leído mucho,
mucho, habla varios idiomas, ha vivido diferentes procesos de crisis y
recuperación, y a algunos también les gustan los deportes. Pero también ven que
ustedes nos metieron una primera fase de Movimientos Financieros que ahogaron
nuestra economía y ahora nos meten en una fase de Posiciones para hundirnos en
el shock, en el miedo, en la angustia.
Solo le deseo que si algún
día la sociedad se rebela, salimos a la calle, tomamos los poderes públicos,
proclamamos una Asamblea Constituyente, convocamos un referéndum sobre la forma
de Estado, disolvemos los partidos actuales y los obligamos a refundarse en
partidos que atiendan a las ideologías políticas y no a las económicas,
establecemos un sistema de elecciones realmente democráticas, nos salimos de la
moneda alemana (llamada también euro) y establecemos pactos bilaterales con los
países importantes, invertimos en educación e investigación.
Si todo eso pasa y
empieza con una mecha que la sociedad enciende. Si pasa y asaltamos su palacete
en la Moncloa, ojalá usted esté ya camino del exilio en Berlín. O lo va a pasar mal. Muy
mal.
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