miércoles, 28 de enero de 2015

BAILAN LAS GITANAS - Poema de Miguel de Cervantes y Saavedra

Bailan las gitanas,
míralas el rey;
la reina, con celos,
mándalas prender.

Por Pascua de Reyes
hicieron al rey
un baile gitano
Belica e Inés.
Turbada Belica,
cayó junto al rey,
y el rey la levanta
de puro cortés;
mas como es Belilla
de tan linda tez,
la reyna, celosa,
mándalas prender.

Miguel de Cervantes y Saavedra

martes, 27 de enero de 2015

Paz para los crepúsculos que vienen - Poema de Pablo Neruda

PAZ para los crepúsculos que vienen,
paz para el puente, paz para el vino,
paz para las letras que me buscan
y que en mi sangre suben enredando
el viejo canto con tierra y amores,
paz para la ciudad en la mañana
cuando despierta el pan, paz para el río
Mississippi, río de las raíces:
paz para la camisa de mi hermano,
paz en el libro como un sello de aire,
paz para el gran koljós de Kíev,
paz para las cenizas de estos muertos
y de estos otros muertos, paz para el hierro
negro de Brooklyn, paz para el cartero
de casa en casa como el dia,
paz para el coreógrafo que grita
con un embudo a las enredaderas,
paz para mi mano derecha,
que sólo quiere escribir Rosario:
paz para el boliviano secreto
como una piedra de estaño, paz
para que tú te cases, paz para todos
los aserraderos de Bío Bío,
paz para el corazón desgarrado
de España guerrillera:
paz para el pequeño Museo de Wyoming
en donde lo más dulce
es una almohada con un corazón bordado,
paz para el panadero y sus amores
y paz para la harina: paz
para todo el trigo que debe nacer,
para todo el amor que buscará follaje,
paz para todos los que viven: paz
para todas las tierras y las aguas.

Yo aquí me despido, vuelvo
a mi casa, en mis sueños,
vuelvo a la Patagonia en donde
el viento golpea los establos
y salpica hielo el Océano.
Soy nada más que un poeta: os amo a todos,
ando errante por el mundo que amo:
en mi patria encarcelan mineros
y los soldados mandan a los jueces.
Pero yo amo hasta las raíces
de mi pequeño país frío.
Si tuviera que morir mil veces
allí quiero morir:
si tuviera que nacer mil veces
allí quiero nacer,
cerca de la araucaria salvaje,
del vendaval del viento sur,
de las campanas recién compradas.
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre
a empapar el pan, los frijoles,
la música: quiero que venga
conmigo el minero, la niña,
el abogado, el marinero,
el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos
a beber el vino más rojo.

Yo no vengo a resolver nada.

Yo vine aquí para cantar
y para que cantes conmigo.

Pablo Neruda

lunes, 26 de enero de 2015

YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO - Miguel Hernández -

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.

Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.

Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.

Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.


Miguel Hernández

domingo, 25 de enero de 2015

Carta sin despedida - Ángel González

A veces,     
mi egoísmo
me llena de maldad,
y te odio casi
hasta hacerme daño
a mí mismo:
son los celos, la envidia,
el asco
al hombre, mi semejante
aborrecible, como yo
corrompido y sin
remedio,
mi querido
hermano y parigual en la
desgracia.


A veces -o mejor dicho:
casi nunca-,
te odio tanto que te veo
distinta.
Ni en corazón ni en alma
te pareces
a la que amaba sólo
hace un instante,
y hasta tu cuerpo cambia
y es más bello
-quizá por imposible
y por lejano-.
Pero el odio también me
modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme
cuenta
soy otro
que no odia, que ama
a esa desconocida cuyo
nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú,
el cabello largo.
Cuando sonríes,
yo te reconozco,
identifico tu perfil
primero,
y vuelvo a verte,
al fin,
tal como eras, como
sigues
siendo,
como serás ya siempre,
mientras te ame.

Ángel González

viernes, 23 de enero de 2015

LOS AMANTES - Poema de Oscar Acosta

Los amantes se tienden en el lecho
y suavemente van ocultando las palabras y los besos.
Están desnudos como niños desvalidos
y en sus sentidos se concentra el mundo.
No hay luz y sombra para sus ojos apagados
y la vida no tiene para ellos forma alguna.

La hermosa cabellera de la mujer puede ser una rosa,
el agua tibia o un surtidoe enamorado.
El fuego es solamente un golpe oscuro.
Los amantes están tendidos en el lecho.


Oscar Acosta

jueves, 22 de enero de 2015

¿Por qué esos lirios que los hielos matan? - Poema de Miguel de Unamuno

¿Por qué esos lirios que los hielos matan?
¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?
¿Por qué esos pajarillos que sin vuelo
se mueren en plumón?

¿Por qué derrocha el cielo tantas vidas
que no son de otras nuevas eslabón?
¿Por qué fue dique de tu sangre pura
tu pobre corazón?

¿Por qué no se mezclaron nuestras sangres
del amor en la santa comunión?
¿Por qué tú y yo, Teresa de mi alma
no dimos granazón?

¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?
¿Por qué y para qué fuimos los dos?
¿Por qué y para qué es todo nada?
¿Por qué nos hizo Dios?

Miguel de Unamuno
 

miércoles, 21 de enero de 2015

Los amantes del pueblo - Poema de José Antonio Cedrón

Se dice que llegaron hasta aquí en un tren nocturno, con las lluvias de agosto que cubren las sequías. Su amor dio que fumar que beber que decir. Fue la cosa más grande después de la mujer araña en los años cincuenta.
Eran irreverentes aquellos alaridos
incesantes se oían a la sombra del sol y las vecinas
como una cosa oscura que espiar, murmurar
y hubo anuncios de prensa y apagones en las horas jadeantes. Los jóvenes del pueblo imaginaban manos acariciando labios, senos, caderas,
brazos como la furia de los dioses esbeltos.
Interminables fueron esos días
que hasta la misma furia acabó maldiciendo
los brazos del ejemplo, las bocas, las caricias
pero ellos continuaron amándose en sus potros
atáronse uno al otro los cuerpos y los sueños
y las hierbas volvieron otra vez doradas las sequías.
Partieron como nubes llamadas por montañas.
Pájaros de cristal volteaban para verlos.

José Antonio Cedrón

lunes, 19 de enero de 2015

Amigos que por siempre nos dejaron... Poema de Edgar Allan Poe - Aniversario nacimiento.

Amigos que por siempre
nos dejaron,

caros amigos para siempre idos,
fuera del Tiempo
y  fuera del Espacio!

Para el alma nutrida de pesares,
para el transido corazón, acaso".


Edgar Allan Poe

EL JARDÍN GRIS - Poema de Manuel Machado - Aniversario de su muerte.

A Francisco Villaespesa

¡Jardín sin jardinero!
¡Viejo jardín,
viejo jardín sin alma,
jardín muerto! Tus árboles
no agita el viento. En el estanque, el agua
yace podrida. ¡Ni una onda! El pájaro
no se posa en tus ramas.
La verdinegra sombra
de tus hiedras contrasta
con la triste blancura
de tus veredas áridas...

¡Jardín, jardín! ¿Qué tienes?
¡Tu soledad es tanta,
que no deja poesía a tu tristeza!
¡Llegando a ti, se muere la mirada!
Cementerio sin tumbas...
Ni una voz, ni recuerdos, ni esperanza.
¡Jardín sin jardinero!
¡Viejo jardín,
viejo jardín sin alma!


Manuel Machado

domingo, 18 de enero de 2015

PULSO DE AMOR - Poema de Rafael de León

Iba convaleciente
de una herida de amor en el costado;
iba casi inconsciente
cuando te vi a mi lado
y hasta el pulso por ti se me ha parado...

Buscaba mi cintura
un brazo que de noche la ciñera,
ansiaba con locura,
un labio que se uniera
a mi boca cansada por la espera...

Buscaba un hombro amigo
en donde reposar la madrugada
y un tibio olor a trigo,
una mano apretada
y el divino calor de una mirada.

Estaba tan vacía,
tan harta de soñar y tan sin sueño,
tan lejana y tan fría,
tan libre y tan sin dueño,
que tan sólo morir era mi empeño...

Por lo cual, asombrada,
me quedé contemplando al mediodía
tu figura delgada,
tu süave armonía
y tu casi perfecta geometría.

Alegres nos miramos
en la tarde morada de violetas
y después caminamos
por plazas recoletas
salpicadas de rejas y macetas.

Y de noche temblando,
perdida entre la niebla de tu viento,
me bebí suspirando
la menta de tu aliento,
en un beso apretado, dulce y lento...

¡Qué espesa la saliva!...
¡Qué lejano el rüido de la calle!...
Y el labio como iba
-mariposa en el valle
de la espalda- ... buscando el fino talle...

Se desbocó en mi frente
el pulso como un perro malherido
y paralelamente,
te sentí, en un gemido,
doblarte en mi garganta sin rüido.

Y después... la almohada,
pesarosa del rizo y la postura
y la sábana helada,
-mortaja de blancura-
plisándose sin voz a mi cintura.

Rafael de León

miércoles, 14 de enero de 2015

No volveré a ser joven - Poema de Jaime Gil de Biedma

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

 Jaime Gil de Biedma

domingo, 11 de enero de 2015

Hay sueños que no mueren – Poema de Ana Rossetti

Hay sueños que no mueren. Se empeñan
en ser sueños.
Ajenos a la comba de la esfera
y a las operaciones de los astros,
trazan su propia órbita inmutable
y, en blindadas crisálidas, se protegen
del orden temporal.
Por eso es que perduran:
porque eligen no ser.
Negándose se afirman,
rehusando se mantienen, como flores de cuarzo,
indestructibles, puros, sin dejarse arrancar
de su dormiente ínsula.
Intactos en el tiempo,
son inmunes a la devastación
que en cada vuelta acecha, inhumana,
a la pasión que exige y que devora,
a la desobediencia y extravío
que en los vagabundeos centellean.
Monedas que el avaro recuenta sigiloso
nunca salen del fondo del bolsillo.
No ambicionan. No arriesgan. No conquistan.
No pagarán el precio del fracaso,
la experiencia, la determinación,
la ebriedad o el placer.
Sólo son impecables subterfugios.

(De Punto umbrío)


Ana Rossetti

viernes, 9 de enero de 2015

EL CIPRÉS DE SILOS - Poema de Gerardo Diego

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

Gerardo Diego

jueves, 8 de enero de 2015

Este pan que quiebro – Poema Dylan Thomas

Este pan que quiebro una vez fue la avena,
este vino en un lejano árbol
se sumergió en su fruto;
el hombre de día o el vino de noche
cultivó poco, quebró la alegría de la uva.
Una vez en tiempo de vino sangre de verano
golpeó los racimos que la vid adornaban,
una vez en este pan
la avena fue feliz en el viento;
el hombre quebró el sol, el viento dominó.
 .
Esta piel que quiebras, esta sangre que dejas
en las venas se desconsuele,
eran la uva y la avena
que nacen de la savia y raíz sensual;
tú bebes mi vino, tú arrebatas mi pan.
 
Dylan Thomas
.
Versión de Raquel Partnoy