Ya había escuchado hablar de aquella,
la noche más larga,
había escuchado sus cuentos,
sus fabulas amargas,
donde las montañas agrían recuerdos
haciéndolos relámpagos y alcoholes
a la vida insípida y al hambre la vida,
no sabía, no conocía nada de ella
ni siquiera que tan larga era
hasta que una mañana el sol brillo como
jamás lo había hecho y yo en su luz
reía y nadaba.
Debí haberlo pensado,
mis brazos hormigueaban con su energía
cual si fotosintetizara su calor,
la muerte la jugaba con las manos
y me reía de ella, la hacía volar
con mis manos en el agua
y la veía inerte, muerta,
las montañas del norte
se imponían al cielo se elevaban
rasgaban a las nubes
que entraban a anidar en sus bosques y cascadas.
creí que ese día
nunca se terminaría que jamas se iría
y que mi vida tenía una nueva mirada,
pero se fue y anocheció,
llego la noche
y después de la noche... la noche más larga.
"Nunca confíes en el sol
siempre la noche le acompaña"...
y por buscar el bien de los males diré que
"nunca desconfíes de la noche,
siempre significa la mañana".
Alexander J. Montero
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