miércoles, 21 de marzo de 2018

21 de marzo, FELIZ DÍA de la POESÍA ALREDEDOR DE LAS CONTRASEÑAS

El cielo se va vistiendo
con prendas que abandonamos
alrededor de la cama.
La lluvia tamiza los rayos del sol,
nace un arco iris
de nuestras espaldas.
Baila la camisa de la ventana,
susurra todo aquello
que decimos a nuestro confesionario
de lujuria y de perseverante blasfemia
en la piel condensada.

Al acabar, invocaremos
al último sábado de marzo
para rememorar cuanto devoremos
en esta atmósfera de contraseñas
y dientes afilados en las bitas.

Después de la lluvia,
después…
agotada la tarde,
luz negra con la que abrazarte.

Se irán las nubes, salvo aquellas
que por estar varadas
en nuestros cuerpos,
corsarias del deseo,
nos aguardarán la próxima noche.

Juan Carlos García Hoyuelos

martes, 6 de marzo de 2018

Soneto casi insistente en una noche de serenatas - Poema de Gabriel García Márquez


Quisiera una mujer de sangre y plata.
Cualquier mujer. Una mujer cualquiera,
cuando en las noches de la primavera
se oye a lo lejos una serenata.

Esa música es alma. Y aunque no fuera
verdad tanta mentira sería grato
el saber que su voz siempre retrata
el corazón de una mujer cualquiera.

Quiero querer con música. Y quiero
que me quieran con tono verdadero
Casi en azul y casi eternamente.

Será porque ese ritmo me arrebata,
o tal vez porque oyendo serenatas
me duele el Corazón musicalmente.

Gabriel García Márquez

lunes, 5 de marzo de 2018

PUEBLOS ZURCIDOS CON TELA DE ARAÑA - Poema de Juan Carlos García Hoyuelos

Ceden las vigas, se desmoronan
las conversaciones impresas en el recuerdo,
y en su confuso desfile
son escoltadas por cielos blancos
y paredes que, famélicas
por la ausencia de voces,
se precipitan en una cascada de vestigios.

Asimismo, el soliloquio de la luz de una casa,
forzada a profesar ritos narcisistas,
ilumina el itinerario noctámbulo de la soledad.
En estos días de invierno
hasta los campos santos
se sienten más acompañados,
mejor preparados para perdonar
la infidelidad de las piedras
que dejan al descubierto
aquellas miradas de puertas adentro.

Castilla, mueren tus pueblos,
pueblos zurcidos con telas de araña.

En lo más recóndito de las grietas
de las casas, de la ermita,
de los corrales y cuadras,
el aventado, la trilla y el mayal
repasan en blanco y negro sus tareas.
El viejo búho perdió el miedo
y al atardecer se posa tranquilo
en las inauguradas costillas de madera.

Las acequias, irrigadas de polvo, peregrinan
por su cordón umbilical de cemento.
Ni el salvoconducto
de la nueva maquinaria,
ni las subvenciones, ni otras ayudas,
retuvieron a los jóvenes
que, ávidos de nuevas oportunidades,
intentando driblar
el aliento gélido de la soltería,
prefirieron refugiarse
en espigadas espaldas de hormigón.
Las campanas, en vigilia;
las escuelas, hace años vacías.

Castilla, mueren tus pueblos,
pueblos zurcidos con telas de araña.

Juan Carlos García Hoyuelos

* Aunque dedicado a muchos pueblos abandonados de Castilla. también se hace extensible a los de Galicia, Portugal, Asturias, País Leonés, Extremadura y Aragón, comunidades que sufren con mayor crudeza la despoblación rural.