miércoles, 31 de julio de 2013

Piececitos - Gabriela Mistral

Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!


Gabriela Mistral

Crepúsculo, Albuquerque, invierno - Ángel González

No fue un sueño,
lo vi:

La nieve ardía.


Ángel González

martes, 30 de julio de 2013

Amada - Félix Grande

Amada, sólo un tema me queda hoy en la vida:
tú eres mi tema, tú eres mi asunto solitario;
en mi espalda te llevo igual que un dromedario
en el desierto lleva su gran agua escondida;

igual que el dromedario cruza los arenales
una vez y otra vez sin salir del desierto,
con su estéril nostalgia de valle, hasta que es muerto
sobre los arenales, sobre los arenales;

igual que el dromedario yo soporto las cargas
con mi paso cansino de soledad, las llevo
sobre mí por arenas persistentes y largas;

y, como el dromedario, avaricioso, traje
mi cántaro de agua, y te bebo y te bebo
sin otro dios que tú mientras dura el viaje.


Félix Grande

Danae - Ángel González

La tarde muere envuelta en su tristeza.
Paisaje tierno para soñadoras
miradas de mujer, exploradoras
de su melancolía en la belleza.

Danae apoya en sus manos la cabeza.
El ambiente que el sol último dora
es una leve, dulce y turbadora
caricia que la oprime con pereza.

Un pajarillo gris, desde una vana
rama, canta a la tarde lenta y rosa.
Oro de sol entra por la ventana

y Danae, indiferente y ojerosa,
siente el alma transida de desgana
y se deja, pensando en otra cosa.


Ángel González

lunes, 29 de julio de 2013

La lluvia lenta - Gabriela Mistral

Esta agua medrosa y triste,
como un niño que padece,
antes de tocar la tierra
desfallece.

Quieto el árbol, quieto el viento,
¡y en el silencio estupendo,
este fino llanto amargo
cayendo!

El cielo es como un inmenso
corazón que se abre, amargo.
No llueve: es un sangrar lento
y largo.

Dentro del hogar, los hombres
no sienten esta amargura,
este envío de agua triste
de la altura.

Este largo y fatigante
descender de aguas vencidas,
hacia la Tierra yacente
y transida.

Llueve... y como un chacal trágico
la noche acecha en la sierra.
¿Qué va a surgir, en la sombra,
de la Tierra?

¿Dormiréis, mientras afuera
cae, sufriendo, esta agua inerte,
esta agua letal, hermana
de la Muerte?

Gabriela Mistral

Ayer en fondo - Félix Grande

Son canas infantiles.
Recuerdos de la infancia.
Por ese tiempo aquel
tu figurilla blanca.

(Te imagino allí, breve,
al corro, con palabras
medias. Puras.
                       -El tiempo.
El tiempo, el tiempo, hermana.)

Eras. Fuiste. Has sido.
Nostalgia de nostalgia.
¡Y estas fotografías
que todo me lo aclaran!

Mirándolas estamos.
Te pregunto. Me hablas.
Mi pregunta es un eco;
tu respuesta una cana:
parece que respondes
como si preguntaras.

Eras. Fuiste. Has sido.
Me duele un poco tanta
inocencia. Me duele
más que la mía tu infancia.

Ayer en fondo. Sueña.
Parece una cantata.
¡Música de una niña
mirándome, lejana!
Y, en marco, ¡los paisajes
aquellos que te guardan!

Estamos juntos viendo
arqueologías cuadradas,
testamentos pequeños,
lejanías, cantatas.
Cartoncitos.
                  Nos lloran.
Los ancianos del alma.
Ayer en fondo. Nunca,
nunca será mañana.

Los paisajes aquellos,
¡tu figurilla blanca!

Félix Grande

Así nunca volvió a ser - Ángel González

Como llevaba trenza
la llamábamos trencita en la tarde del jueves.
Jugábamos a montarnos en ella y nos llevaba
a una extraña región de la que nunca volveríamos.
Porque es casi imposible abandonar
aquel olor a tierra de su cabello sucio,
sus ásperas rodillas todavía con polvo
y con sangre de la última caída
y, sobre todo,
la nacarada nuca donde se demoraban
unas gotas de luz cuando ya luz no había.
Allí me dejó un día de verano
y jamás regresó
a recoger mi insomne pensamiento
que desde entonces vaga por sus brazos
corrigiendo su ruta, terco y contradictorio,
lo mismo que una hormiga que no sabe salir
de la rama de un árbol en el que se ha perdido.


Ángel González

domingo, 21 de julio de 2013

A mano amada

A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;

allí,
en la esquina más  negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,

los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
                                                                   otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
                                          me reclaman.

Reconozco los rostros.
                                                No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
                                            la memoria.

 
Ángel González

Donde fuiste feliz alguna vez...

Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.

Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
-el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.

No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.

Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su victima
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño...  su dueño... su dueño...


Félix Grande

viernes, 5 de julio de 2013

Miedo a los bárbaros

La cultura toma el relevo de la genética.
<<En definitiva, somos animales incompleto o inconclusos que se completa y se concluyen mediante la cultura [...Geertz...] entre lo que nos dice nuestro cuerpo y lo que debemos saber para funcionar con normalidad, hay un vacío que debemos llenar nosotros mismos, y que llenamos con la información (o la desinformación) que nos proporciona nuestra cultura>>
 
[T. Todorov - Miedo a los bárbaros] 

TERMINADO

En medio del temor y las sospechas,

con espíritu agitado y ojos de pavor,

nos consumimos y planeamos cómo hacer

para evitar el seguro peligro que así terriblemente nos amenaza.

Y sin embargo estamos equivocados,

ése no está en nuestro camino:

falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos bien).

Otra catástrofe, que no la imaginábamos,

repentina,

violenta cae sobre nosotros y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.

[Constantino Cavafis]

jueves, 4 de julio de 2013

LOS AMANTES

«No había en Valencia dos amantes como nosotros.»
Ferozmente nos amábamos desde la mañana a la noche.

Todo lo recuerdo mientras vas tendiendo la ropa.

Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas.

De pronto aún me coge aquel viento o el amor

y rodamos por tierra entre abrazos y besos.

No comprendemos el amor como una costumbre amable,

como una costumbre pacífica de cumplimiento y telas

(y que nos perdone el casto señor López Picó).

Se despierta, de pronto, como un viejo huracán

y nos tumba en tierra a los dos, nos junta, nos empuja.

Yo deseaba, a veces, un amor educado

y en marcha el tocadiscos, negligentemente besándote

ahora un hombro, y después el pezón de una oreja.

Nuestro amor es un amor brusco y salvaje,

y tenemos la nostalgia amarga de la tierra,

de ir a revolcones entre besos y arañazos.

¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé.

Ignoramos el Petrarca e ignoramos muchas cosas.

Las Estances de Riba y las Rimas de Bécquer.

Después, tumbados en tierra de cualquier manera,

comprendemos que somos bárbaros, y que eso no debe ser.

Que no estamos en la edad, y todo esto y lo otro.

No había en Valencia dos amantes como nosotros,

porque amantes como nosotros son paridos bien pocos.


Vicent Andrés Estellés

En la amistad

"En la amistad, la distancia entre lo ideal y lo real debe ser corta; no podemos proclamar una cosa y hacer otra.
El amigo ha de ser abierto, divertido, no debe aburrir ni abrumar, y tampoco debe ser demasiado generoso. La amistad es tan solo un modelo ideal de convivencia que requiere ser respetado"

[F. Alberoni-La Amistad]
 

Naturaleza Muerta


Le cupo amar los gorriones.
  Porque era un hombre abundante y detestable quiso creerse oscuro
  como si fuera un habitante de la ciudad de Viena
condenado a inspeccionar el mundo desde los
ventanales que Stalin concibió en el Kremlin.
Pero soñaba también con los cañaverales.
Vio un día que lapidaron la imagen de San Juan de Patmos en los
ojos rasgados del fuego.
Y se sintió circundado de palomas.
Vasto en exceso, conoció momentáneamente las desdichas de la
ambigüedad.
Creyó verse asesinado entre los matorrales por los gendarmes.
  Por su falta de clarividencia conoció el futuro.
En la piedra de los holocaustos comprendió su significado.
  Dejaba demasiadas circunstancias por terminar.
Nadie compareció: llamaban a los fiscales en la piedad.
Lo empezaron a buscar por Praga o en la incesante garúa de Lima
pero sólo desenterraban el veredicto que dejó en las bibliotecas.
  Nadie entre tantísimos documentos lo quiso consolar.
Franz Kafka

martes, 2 de julio de 2013

TERMINADO

En medio del temor y las sospechas,

con espíritu agitado y ojos de pavor,

nos consumimos y planeamos cómo hacer

para evitar el seguro peligro que así terriblemente nos amenaza.

Y sin embargo estamos equivocados,

ése no está en nuestro camino:

falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos bien).

Otra catástrofe, que no la imaginábamos,

repentina,

violenta cae sobre nosotros y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.

[Constantino Cavafis]

lunes, 1 de julio de 2013

Fuente clara - Federico García Lorca

Fuente clara.

Cielo claro.

¡Oh, cómo se agrandan los pájaros!

 Cielo claro.

Fuente clara.

¡Oh, cómo relumbran las naranjas!

 Fuente.

Cielo

¡Oh, cómo el trigo es tierno!

Cielo.

Fuente.

¡Oh, cómo el trigo es verde!

[Federico García Lorca]

Silencio interior

Si nos fijamos más aún, nos daremos cuenta de que hay un instante muy breve, entre pensamiento y pensamiento en que no sucede nada, en que no pensamos nada, en que no oímos nada.

Ese es el silencio interior y los que se han dedicado a ello con ahínco, son capaces de rescatar este silencio y prolongarlo casi a su antojo.

[G. Hernández-El oficio de vivir bien]