jueves, 4 de julio de 2013

LOS AMANTES

«No había en Valencia dos amantes como nosotros.»
Ferozmente nos amábamos desde la mañana a la noche.

Todo lo recuerdo mientras vas tendiendo la ropa.

Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas.

De pronto aún me coge aquel viento o el amor

y rodamos por tierra entre abrazos y besos.

No comprendemos el amor como una costumbre amable,

como una costumbre pacífica de cumplimiento y telas

(y que nos perdone el casto señor López Picó).

Se despierta, de pronto, como un viejo huracán

y nos tumba en tierra a los dos, nos junta, nos empuja.

Yo deseaba, a veces, un amor educado

y en marcha el tocadiscos, negligentemente besándote

ahora un hombro, y después el pezón de una oreja.

Nuestro amor es un amor brusco y salvaje,

y tenemos la nostalgia amarga de la tierra,

de ir a revolcones entre besos y arañazos.

¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé.

Ignoramos el Petrarca e ignoramos muchas cosas.

Las Estances de Riba y las Rimas de Bécquer.

Después, tumbados en tierra de cualquier manera,

comprendemos que somos bárbaros, y que eso no debe ser.

Que no estamos en la edad, y todo esto y lo otro.

No había en Valencia dos amantes como nosotros,

porque amantes como nosotros son paridos bien pocos.


Vicent Andrés Estellés

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