Entre mis párpados
avanza un carrito de niño.
Entre mis párpados
va un hombre con un caniche.
Un grupo de árboles
se torna un fajo de serpientes y silba por el cielo.
Una piedra sostiene
una charla. Árboles en fuego verde. Islas flotantes.
Temblor y tintineo
de conchas y cabeza de pescado como en el fondo del mar.
Mis piernas se
extienden hasta el horizonte. Cruje una carroza
Muy a lo lejos. Mis
botas sobresalen por encima el horizonte como torres
De una ciudad que
se hunde. Soy el gigante Goliat. Queso de cabra digiero.
Soy un ternerito de
mamut. Me olfatean los verdes erizos de pasto.
La hierba tiende
sables y puentes y arcoiris verdes sobre mi barriga.
Mis orejas son
conchas gigantes rosadas, bien abiertas. Mi cuerpo se hincha
Con los ruidos que
quedaron presos adentro.
Escucho los balidos
Del inmenso Pan.
Escucho la música bermeja del sol. Él permanece arriba
A la izquierda.
Bermellón caen sus rasgones hacia la noche del mundo.
Cuando desciende
aplasta la ciudad y las torres de la iglesia
Y todos los
jardines colmados de crocus y jacintos, y habrá un sonido semejante
a las tonterías que
disparan las trompetas de niños.
Pero hay en el aire
un ventarrón de púrpura, yema de amarillo
y verde botella.
Bamboleos, que un puño naranja aferra en largos hilos,
y un cantar de
cuellos de ave que retozan por las ramas.
Un andamiaje muy
tierno de banderas infantiles.
Mañana el sol será
cargado en un vehículo de ruedas enormes
Y conducido a la
galería de arte Caspari. Un negro cabeza de toro
Con la nuca
abultada, nariz chata y paso amplio, llevará cincuenta
Asnos blancos y
chispeantes, que tiran del carro en la construcción de las pirámides.
Se agolparán muchos
países de colores sanguíneos.
Nanas y nodrizas,
Enfermos en
ascensores, una grulla con zancos, dos bailarinas de San Vito.
Un señor con
corbata de moño de seda y un guardia de rojos olores.
No puedo
sostenerme: estoy lleno de dicha. Los marcos de las ventanas
Revientan. Cuelga
una niñera de una ventana hasta el ombligo.
No puedo ayudarme:
los domos se revientan con fugas de los órganos. Quiero
crear un nuevo sol.
Quiero chocar los dos uno con otro
cual cimbales y
alcanzarle la mano a mi dama. Nos esfumaremos
en una litera
violeta sobre los techos de nuestra ciudad solamarilla
cual pantallas de
papel de seda en la ventisca.
Hugo Ball
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