Decía Lorca que “la
poesía no quiere adeptos, quiere amantes” y qué razón tenía. Los amantes de la
poesía, a menudo, poseen una sensibilidad especial, un brillo en los ojos que
reflejan sus cargas, su mundo, su vida. Como todos aquellos que, además de amarla,
también la escriben.
Y ahora por suerte
la poesía está en las calles. Ocupando, poco a poco, el lugar que le
corresponde: en la gente, en las plazas, en los bares, en las bocas, en los
abrazos. Ahora todo es poesía.
En España, parte de la culpa –aunque Batania con su “la poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa”, lo niegue– es de la corriente de poetas contemporáneos que han aparecido en los últimos años.
En España, parte de la culpa –aunque Batania con su “la poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa”, lo niegue– es de la corriente de poetas contemporáneos que han aparecido en los últimos años.
Una culpa que
también cargan de manera muy notoria las mujeres -bendita culpabilidad-,
quienes por fin han logrado el reconocimiento en la poesía que no tuvieron en
el siglo XX ya que siempre vivían a la sombra de los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.