sábado, 25 de abril de 2020

CONFESIONARIOS DE METACRILATO-Juan Carlos García Hoyuelos

Cuando el horizonte no cambia de posición,
coagulado en las retinas de las ventanas,
de amaneceres concebidos en invernaderos
y atardeceres que se atrincheran
en la equidistancia costumbrista de los aplausos.

Juego de cifras, buenas noticias:
hoy son diez muertos menos por coronavirus;
como si esos de ayer fuesen lindes numéricos
y a un puñado del infortunio
se les concediese una segunda oportunidad.
No la hay,
     no la hay,
parece como si hubiésemos olvidado
que nos pasaremos demasiado tiempo muertos.

Cuando las puertas son testigos coaccionados
de libertades que creíamos seguras
y los descansillos son atajos
por donde bajar bolsas de excusas.

Un día más, un día menos;
sé que pronto nos veremos, aunque hayamos
perdido la boca y eso de abrazarse
esté mal visto, se añada a una concatenación
de nuevos tabúes que se redimen
en confesionarios de metacrilato.
Confía, nos reencontraremos
en aquel maravilloso lugar llamado rutina,
muy cerca del forcejeo de las corrientes.

Juan Carlos García Hoyuelos

jueves, 23 de abril de 2020

¿Cuantos años cabe en tu silencio?-Juan Carlos García Hoyuelos

Castilla, duerme mi patria,
duerme en estatutos
que no te defienden.
Por callar lo que fue
un dantesco dislate
contra tu idiosincrasia,
has sido confinada a encabezar
los apellidos de un ensayo bicéfalo,
rémora venida a menos
de aquella unión de reinos.
Castilla, a ti me dirijo,

¿sabes que te robaron el mar?

Castilla, columna vertebral
sosteniendo dos mesetas y tres divorcios;
cuántas veces referida, con desatino,
como “las dos Castillas”
en los partes meteorológicos.

(fragmento de la poesía "¿Cuántos años cabe en tu silencio?", incluida en el libro "La bandera arriada" de Juan Carlos García Hoyuelos)

miércoles, 22 de abril de 2020

ANTES DE LO QUE TE IMAGINAS-Juan Carlos García Hoyuelos

Pasé hambre, era la posguerra,
tiempos difíciles las de mi generación
que se partió la espalda por llenar
de ventanas, ventanas abiertas de par en par,
lo que el odio fraticida
sembró de escombros,
de tiros en las cunetas y barras de prisión.

Me enamoré, sufrí por amor,
hubo desengaños, nuevos amores;
nada de esto os ha de sonar a extraño
porque los corazones no han cambiado
de costado por mero despecho
y nunca se guiaron ni guiarán
de razones con mejores argumentos.

Tuve sueños, la mayoría no pasaron de eso,
pero por deseados fueron tangibles,
como el vaho escurriéndose en un espejo;
me levanté con cada fracaso
y por supuesto que cometí
alguna que otra locura,
-mejor me las callo-
que vistas desde la distancia,
la que concede los años,
las recuerdo con una sarcástica sonrisa.

Si he de definirme, soy lo que he leido,
más la suma de los abrazos y besos
que entregué y recibí;
soy una canción que no olvidaré,
las lágrimas que se disimulan
al ver una película,
esas risas que no entiendes
muy bien el porqué,
un cúmulo de paseos, viajes y tertulias.
Me tengo por buena persona, sencilla,
aun coleccionando paréntesis y lapsus.
De siempre me aburrieron los santos.
Soy y seré, lo de menos es cómo,
ni dónde ni cuándo,
mientras haya alguien que me recuerde.
Uno solo es suficiente.

Y si bien ya mis huesos
pesan como barras de hierro,
y a pesar de esta maldita artrosis,
y del pulso que, desobediente, se jacta
de desafiarme a cualquier hora,
sin el menor remordimiento,
creí a fe ciega que uno es joven
mientras se siga siendo en pensamiento.
Pero me equivoqué, me equivoqué;
para mí no hay respirador, no existe oportunidad,
se me va la vida disuelta en tos,
ahogado por falta de aire
que ni siquiera se le niega al captutado pez.

Os preguntaréis, ¿quién es el que escribe?

Soy una irrisoria estadística, uno
de tantos de esos miles,
el huésped de una residencia
que te mete la mano en los bolsillos
y te obliga a compartir habitación;
soy tú antes de lo que te imaginas.
Descanse en paz.

Juan Carlos García Hoyuelos


martes, 14 de abril de 2020

A LÍSTER, JEFE EN LOS EJÉRCITOS DEL EBRO- Antonio Machado

 Tu carta -oh noble corazón en vela,
español indomable, puño fuerte-,
tu carta, heroico Líster, me consuela,
de esta, que pesa en mí, carne de muerte.

 Fragores en tu carta me han llegado
de lucha santa sobre el campo ibero;
también mi corazón ha despertado
entre olores de pólvora y romero.

 Donde anuncia marina caracola
que llega el Ebro, y en la peña fría
donde brota esa rúbrica española,

 de monte a mar, esta palabra mía:
"Si mi pluma valiera tu pistola
de capitán, contento moriría".

 Antonio Machado 

sábado, 11 de abril de 2020

NO HUBO TIEMPO** Juan Carlos García Hoyuelos

Fue sin darnos cuenta, ipso facto,
cuando el termómetro copuló
con luciérnagas de luces azules.
Y en las paredes que te vieron
marchar continúa instalado,
como óleo que reniega del marco,
en busca de nuevos vértices, acopio de ángulos,
aquel miedo que estuvo
acompañándote en todo momento.

No hubo tiempo, te llevaron
antes de poder pronunciar un ¡te quiero!

No dejo de imaginarte
rodeado de una maraña de raíces translúcidas,
en medio de un laberinto de camas,
brizado en primera instancia por una tos
que rivalizaba por hacerse con un respirador
entre una sinfonía de imitadores de ecos.

Nunca podré saber cuáles fueron
tus últimos pensamientos, o si sufriste,
ni si hubo uno de esos semblantes pixelados,
al borde de la extenuación, y aun así lampos,
apretando tu mano en su mano
de piel recién mudada de látex.

Hicieron lo que pudieron, lo sé.
No pudo ser, luchaste
con todas tus fuerzas pero... no pudo ser.
Y ahora te acompaño
a una distancia marcada de mínimos,
tú vestido de rama ensamblada de árbol
que pasó su última noche en soledad,
al raso de un cielo vacío, opaco,
                              desahuciado, sin rostro.
En este adiós solo cupimos tres
escuchando con el corazón roto
el monótono responso de la tierra,
sin que las lágrimas de los que ahí estábamos
pudieran desembocar en los labios.

No hubo tiempo para el adiós, te fuiste
antes de poder pronunciar un ¡te quiero!

Juan Carlos García Hoyuelos

**pd.: es un poesía dura, muy dura, y triste, he intentado ponerme en la piel de quienes han perdido a seres queridos por esta terrible enfermedad que está poniendo patas arriba nuestra sociedad. Cuidaros mucho, mucho. QuédateEnCasa