miércoles, 22 de abril de 2020

ANTES DE LO QUE TE IMAGINAS-Juan Carlos García Hoyuelos

Pasé hambre, era la posguerra,
tiempos difíciles las de mi generación
que se partió la espalda por llenar
de ventanas, ventanas abiertas de par en par,
lo que el odio fraticida
sembró de escombros,
de tiros en las cunetas y barras de prisión.

Me enamoré, sufrí por amor,
hubo desengaños, nuevos amores;
nada de esto os ha de sonar a extraño
porque los corazones no han cambiado
de costado por mero despecho
y nunca se guiaron ni guiarán
de razones con mejores argumentos.

Tuve sueños, la mayoría no pasaron de eso,
pero por deseados fueron tangibles,
como el vaho escurriéndose en un espejo;
me levanté con cada fracaso
y por supuesto que cometí
alguna que otra locura,
-mejor me las callo-
que vistas desde la distancia,
la que concede los años,
las recuerdo con una sarcástica sonrisa.

Si he de definirme, soy lo que he leido,
más la suma de los abrazos y besos
que entregué y recibí;
soy una canción que no olvidaré,
las lágrimas que se disimulan
al ver una película,
esas risas que no entiendes
muy bien el porqué,
un cúmulo de paseos, viajes y tertulias.
Me tengo por buena persona, sencilla,
aun coleccionando paréntesis y lapsus.
De siempre me aburrieron los santos.
Soy y seré, lo de menos es cómo,
ni dónde ni cuándo,
mientras haya alguien que me recuerde.
Uno solo es suficiente.

Y si bien ya mis huesos
pesan como barras de hierro,
y a pesar de esta maldita artrosis,
y del pulso que, desobediente, se jacta
de desafiarme a cualquier hora,
sin el menor remordimiento,
creí a fe ciega que uno es joven
mientras se siga siendo en pensamiento.
Pero me equivoqué, me equivoqué;
para mí no hay respirador, no existe oportunidad,
se me va la vida disuelta en tos,
ahogado por falta de aire
que ni siquiera se le niega al captutado pez.

Os preguntaréis, ¿quién es el que escribe?

Soy una irrisoria estadística, uno
de tantos de esos miles,
el huésped de una residencia
que te mete la mano en los bolsillos
y te obliga a compartir habitación;
soy tú antes de lo que te imaginas.
Descanse en paz.

Juan Carlos García Hoyuelos


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