miércoles, 30 de diciembre de 2015

El bello navío - Poema de Charles Baudelaire

Yo te quiero contar, ¡oh lánguida hechicera!
Los distintos encantos que ornan tu juventud;
Trazar deseo tu belleza
Donde, a la par, se alían infancia y madurez.

Cuando pasas, barriendo el aire con tu falda
Semejas a un bajel que enfila la bocana
Y anda balanceándose, desplegadas las velas,
Siguiendo un ritmo dulce y perezoso y lento.

Sobre tu esbelto cuello y tus anchas espaldas
Se pavonea con gracia tu altanera cabeza;
Con aire plácido y triunfal
Continúas tu camino, majestuosa niña.

Yo te quiero contar, ¡oh lánguida hechicera!
Los distintos encantos que ornan tu juventud;
Trazar deseo tu belleza
Donde, a la par, se alían infancia y madurez.

Tu seno que se comba, oprimiendo el moaré,
Tu seno triunfante es un pulido armario
Cuyas dos jambas claras y arqueadas
Se parecen a escudos que aferrasen la luz.

¡Provocantes defensas con dos rosadas puntas!
Mueble dulce en secretos, lleno de cosas ricas:
Vinos, perfumes, néctares,
Que harían delirar mentes y corazones.

Cuando pasas, barriendo el aire con tu falda,
Semejas a un bajel que enfila la bocana
Y anda balanceándose, desplegadas las velas,
Siguiendo un ritmo dulce y perezoso y lento.

Tus piernas escultóricas, bajo airosos volantes,
Provocan y exasperan las fiebres más oscuras,
Cual dos brujas batiendo
En profunda vasija el más siniestro tósigo.

Tus brazos que anhelaran los hércules precoces,
Son los más firmes émulos de las boas deslizantes,
Pensados para asir
Como para tatuar en tu pecho a tu amante.

Sobre tu esbelto cuello y tus anchas espaldas,
Se pavonea con gracia tu cabeza altanera;
Con aire plácido y triunfal
Continúas tu camino, majestuosa niña.

Charles Baudelaire

martes, 29 de diciembre de 2015

Canción para ese día – Poema de Jaime Gil de Biedma

He aquí que viene el tiempo de soltar palomas
en mitad de las plazas con estatua.
Van a dar nuestra hora. De un momento
a otro, sonarán campanas.

Mirad los tiernos nudos de los árboles
exhalarse visibles en la luz
recién inaugurada. Cintas leves
de nube en nube cuelgan. Y guirnaldas

sobre el pecho del cielo, palpitando,
son como el aire de la voz. Palabras
van a decirse ya. Oíd. Se escucha
rumor de pasos y batir de alas.


Jaime Gil de Biedma

jueves, 24 de diciembre de 2015

NOCHEBUENA – Poema de Amado Nervo

Pastores y pastoras, 
abierto está el edén. 
¿No oís voces sonoras? 
Jesús nació en Belén. 

La luz del cielo baja, 
el Cristo nació ya, 
y en un nido de paja 
cual pajarillo está. 

El niño está friolento. 
¡Oh noble buey, 
arropa con tu aliento 
al Niño Rey! 

Los cantos y los vuelos 
invaden la extensión, 
y están de fiesta cielos 
y tierra... y corazón. 

Resuenan voces puras 
que cantan en tropel: 
Hosanna en las alturas 
al Justo de Israel! 

¡Pastores, en bandada 
venid, venid, 
a ver la anunciada
Flor de David!... 

Amado Nervo

lunes, 21 de diciembre de 2015

La noche mas larga - Poema de Alexander J. Montero

Ya había escuchado hablar de aquella,
la noche más larga,
había escuchado sus cuentos,
sus fabulas amargas,
donde las montañas agrían recuerdos
haciéndolos relámpagos y alcoholes
a la vida insípida y al hambre la vida,
no sabía, no conocía nada de ella
ni siquiera que tan larga era
hasta que una mañana el sol brillo como
jamás lo había hecho y yo en su luz
reía y nadaba.

Debí haberlo pensado,
mis brazos hormigueaban con su energía
cual si fotosintetizara su calor,
la muerte la jugaba con las manos
y me reía de ella, la hacía volar
con mis manos en el agua
y la veía inerte, muerta,
las montañas del norte
se imponían al cielo se elevaban
rasgaban a las nubes
que entraban a anidar en sus bosques y cascadas.
creí que ese día
nunca se terminaría que jamas se iría
y que mi vida tenía una nueva mirada,
pero se fue y anocheció,
llego la noche
y después de la noche... la noche más larga.

"Nunca confíes en el sol
siempre la noche le acompaña"...
y por buscar el bien de los males diré que
"nunca desconfíes de la noche,
siempre significa la mañana".

Alexander J. Montero

jueves, 17 de diciembre de 2015

A la música – Poema de Arthur Rimbaud

A la plaza que un césped dibuja, ralo y pobre,
y donde todo está correcto, flores, árboles,
los burgueses jadeantes, que ahogan los calores,
traen todos los jueves, de noche, su estulticia.

-La banda militar, en medio del jardín,
con el Vals de los pífanos el chacó balancea:
-Se exhibe el lechuguino en las primeras filas
y el notario es tan sólo los dijes que le cuelgan.

Rentistas con monóculo subrayan los errores:
burócratas henchidos arrastran a sus damas
a cuyo lado corren, fieles como comacas,
-mujeres con volantes que parecen anuncios.

Sentados en los bancos, tenderos retirados,
a la par que la arena con su bastón atizan,
con mucha dignidad discuten los tratados,
aspiran rapé en plata, y siguen: «¡Pues, decíamos!...»

Aplastando en su banco un lomo orondo y fofo,
un burgués con botones de plata y panza nórdica
saborea su pipa, de la que cae una hebra
de tabaco; -Ya saben, lo compro de estraperlo.

Y por el césped verde se ríen los golfantes,
mientras, enamorados por el son del trombón,
ingenuos, los turutas, husmeando una rosa
acarician al niño pensando en la niñera...

Yo sigo, hecho un desastre, igual que un estudiante,
bajo el castaño de indias, a las alegres chicas:
lo saben y se vuelven, riéndose, hacia mí,
con los ojos cuajados de ideas indiscretas.

Yo no digo ni mu, pero miro la carne
de sus cuellos bordados, blancos, por bucles locos:
y persigo la curva, bajo el justillo leve,
de una espalda de diosa, tras el arco del hombro.

Pronto, como un lebrel, acecho botas, medias...
-Reconstruyo los cuerpos y ardo en fiebres hermosas.
Ellas me encuentran raro y van cuchicheando...
-Mis deseos brutales se enganchan a sus labios...


Arthur Rimbaud

lunes, 14 de diciembre de 2015

Día de otoño – Poema de Rainer María Rilke

Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.

Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.

No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.


Rainer Maria Rilke

domingo, 13 de diciembre de 2015

El teatro de la vida - Poema de Charles Chaplin

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...
Por eso, canta, ríe, baila, llora
y vive intensamente cada momento de tu vida...
...antes que el telón baje
y la obra termine sin aplausos.

¡Hey, hey, sonríe!
más no te escondas detrás
de esa sonrisa...

Muestra aquello que eres, sin miedo.
Existen personas que sueñan
con tu sonrisa,  así como yo.
¡Vive! ¡Intenta!

La vida no pasa de una tentativa.
 ¡Ama!
 Ama por encima de todo,
ama a todo y a todos.
No cierres los ojos a la suciedad del mundo,
no ignores el hambre!

Olvida la bomba,
pero antes haz algo para combatirla,
aunque no te sientas capaz.

¡Busca!
Busca lo que hay de bueno en todo y todos.
No hagas de los defectos una distancia,
y si, una aproximación.

¡Acepta!
La vida, las personas,
haz de ellas tu razón de vivir.

¡Entiende!
Entiende a las personas que piensan diferente a ti,
no las repruebes.

¡Eh! Mira...
Mira a tu espalda, cuantos amigos...
¿Ya hiciste a alguien feliz hoy?
¿O hiciste sufrir a alguien con tu egoísmo?

¡Eh! No corras...
¿Para que tanta prisa?
Corre apenas dentro tuyo.

¡Sueña!
Pero no perjudiques a nadie y
no transformes tu sueño en fuga.

¡Cree! ¡Espera!
Siempre habrá una salida,
siempre brillará una estrella.

¡Llora! ¡Lucha!
Haz aquello que te gusta,
siente lo que hay dentro de ti.

Oye...
Escucha lo que las otras personas
tienen que decir,
es importante.

Sube...
Haz de los obstáculos escalones
para aquello que quieres alcanzar.
Mas no te olvides de aquellos
que no consiguieron subir
en la escalera de la vida.

¡Descubre!
Descubre aquello que es bueno dentro tuyo.
Procura por encima de todo ser gente,
yo también voy a intentar.

¡Hey! Tú...
ahora ve en paz.
Yo preciso decirte que... TE ADORO,
simplemente porque existes.

Charles Chaplin

viernes, 11 de diciembre de 2015

HAY UNA TRASLACIÓN DE TU LEYENDA – Poema de Álvaro Pombo

Hay una traslación de tu leyenda
en calderilla de ficus y de prunus
y terrazas pequeñas
de todo el noroeste de Madrid

Hay una tradición de que venías
y parecía que no llegabas nunca

Hay toda una hermenéutica de labios
y tu pelo castaño
que no podía acariciarlo nadie

Una letrilla popular existe
que dice que tú eras inasible.


Álvaro Pombo

martes, 8 de diciembre de 2015

Al lector – Poema de Charles Baudelaire

La necedad, el error, el pecado, la tacañería,
Ocupan nuestros espíritus y trabajan nuestros cuerpos,
Y alimentamos nuestros amables remordimientos,
Como los mendigos nutren su miseria.

Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes;
Nos hacemos pagar largamente nuestras confesiones,
Y entramos alegremente en el camino cenagoso,
Creyendo con viles lágrimas lavar todas nuestras manchas.

Sobre la almohada del mal está Satán Trismegisto
Que mece largamente nuestro espíritu encantado,
Y el rico metal de nuestra voluntad
Está todo vaporizado por este sabio químico.

¡Es el Diablo quien empuña los hilos que nos mueven!
A los objetos repugnantes les encontramos atractivos;
Cada día hacia el Infierno descendemos un paso,
Sin horror, a través de las tinieblas que hieden.

Cual un libertino pobre que besa y muerde
el seno martirizado de una vieja ramera,
Robamos, al pasar, un placer clandestino
Que exprimimos bien fuerte cual vieja naranja.

Oprimido, hormigueante, como un millón de helmintos,
En nuestros cerebros bulle un pueblo de Demonios,
Y, cuando respiramos, la Muerte a los pulmones
Desciende, río invisible, con sordas quejas.

Si la violación, el veneno, el puñal, el incendio,
Todavía no han bordado con sus placenteros diseños
El canevás banal de nuestros tristes destinos,
Es porque nuestra alma, ¡ah! no es bastante osada.

Pero, entre los chacales, las panteras, los podencos,
Los simios, los escorpiones, los gavilanes, las sierpes,
Los monstruos chillones, aullantes, gruñones, rampantes
En la jaula infame de nuestros vicios,

¡Hay uno más feo, más malo, más inmundo!
Si bien no produce grandes gestos, ni grandes gritos,
Haría complacido de la tierra un despojo
Y en un bostezo tragaríase el mundo:

¡Es el Tedio! 
-los ojos preñados de involuntario llanto,
Sueña con patíbulos mientras fuma su pipa,
Tú conoces, lector, este monstruo delicado,
-Hipócrita lector, -mi semejante, -¡mi hermano!

Charles Baudelaire

lunes, 7 de diciembre de 2015

El claustro elegido – Poema de Mía Gallegos

No busco nada.
A nadie aguardo en este día.

Esperar es una de las raras
estratagemas de Dios
para detenernos en un punto.

Mi país:
montaña verde y lluvia.
Un caballo se pierde en la llanura
imaginada,
que ahora está vedada a mis ojos.

Busco la intensa reflexión:
la de los libros amigos,
la luz interna que preciso para vivir,
el candil de oro,
el Eclesiastés y la paciencia de Job.

A mi edad y en un país de lluvia,
el claustro es una elección.

Ahí se pierden los contornos.
La vida se diluye en un ir y venir
del trabajo al café,
del café a la taberna.

Busco la infancia que soy:
la llanura, la sombra del árbol gigantesco,
el único mar sin fondo,
el caballo desbocado en su furia,
el verdor de la montaña junto al cielo.

Me gusta quedarme a solas
sintiendo como la sangre me nutre de nuevas
                                             (vestiduras.

A solas me pertenezco.
No hay dicotomía entre el espejo y yo.
Una vive y la otra sueña.
Juntas recordamos a un hombre.
Juntas hemos escrito estos versos.


Mía Gallegos

domingo, 6 de diciembre de 2015

Hay sueños que no mueren – Poema de Ana Rossetti

Hay sueños que no mueren.
Se empeñan en ser sueños. 
Ajenos a la comba de la esfera
y a las operaciones de los astros,
trazan su propia órbita inmutable
y, en blindadas crisálidas, se protegen
del orden temporal.

Por eso es que perduran:
porque eligen no ser.
Negándose se afirman,
rehusando se mantienen, como flores de cuarzo,
indestructibles, puros, sin dejarse arrancar
de su dormiente ínsula.

Intactos en el tiempo,
son inmunes a la devastación
que en cada vuelta acecha, inhumana,
a la pasión que exige y que devora,
a la desobediencia y extravío
que en los vagabundeos centellean.

Monedas que el avaro recuenta sigiloso
nunca salen del fondo del bolsillo.
No ambicionan. No arriesgan. No conquistan.
No pagarán el precio del fracaso,
la experiencia, la determinación,
la ebriedad o el placer.
Sólo son impecables subterfugios.

Ana Rossetti



martes, 1 de diciembre de 2015

La niña muerta – Poema de Nazim Hikmet

Soy yo quien golpea a tu puerta
A todas las puertas, a todos las puertas
Pero ustedes no pueden contemplarme
Es imposible ver a un niño muerto
Hace diez años largoshe muerto en Hiroshima
Pero sigo teniendo siete años
Los niños muertos dejan de crecer
Al principio se inflamaron mis cabellos
Mis manos y mis ojos ardieron después
Me convertí en un puñado de cenizas
Que el viento dispersó
Nada, nada les pido para mí
No podrían mimarme aunque quisieran
Una niña que ha ardido como si fuera papel
no come caramelos
Yo golpeo y golpeo a cada puerta:
Denme, denme una firma
Para que los niños no sean asesinados
y coman caramelos


Nazim Hikmet

lunes, 30 de noviembre de 2015

CANCIÓN ERRÓNEA – Poema de Antonio Gamoneda

No hay causa en mí. En mí no hay
más que cansancio y
un antiguo extravío: ir
de la inexistencia
a la inexistencia.
Es
un sueño.
Un sueño vacío.

Pero sucede.
Yo amo
todo cuanto he creído
viviente en mí.
Amé las manos
grandes de mi madre y
aquel metal antiguo
de sus ojos y aquel
cansancio lleno de luz
y de frío.

Desprecio
la eternidad.
He vivido
y no sé por qué.
Ahora
he de amar mi propia muerte
y no sé morir.

Qué equívoco. 

Antonio Gamoneda

domingo, 29 de noviembre de 2015

Paz – Poema de Miguel Hernández

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.


Miguel Hernández

viernes, 27 de noviembre de 2015

Sólo tres letras – Poema de Gloria Fuertes

Solo tres letras, tres letras nada más,

solo tres letras que para siempre aprenderás. 

Solo tres letras para escribir PAZ. 

La P, la A, y la Z, solo tres letras. 

Solo tres letras, tres letras nada más, 

para cantar PAZ, para hacer PAZ. 

La P de pueblo, la A de amar 

y la zeta de zafiro o de zagal. 

(De zafiro por un mundo azul, 
de zagal por un niño como tú.)


Gloria Fuertes 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

SANGRE NUESTRA – Poema de SUSANA CHÁVEZ

Sangre mía,

de alba,

de luna partida,

del silencio.


de roca muerta,


de mujer en cama,


saltando al vacío.


Abierta a la locura.


Sangre clara y definida,


fértil y semilla,


Sangre incomprensible gira,


Sangre liberación de sí misma,


Sangre río de mis cantos,


Mar de mis abismos.


Sangre instante donde nazco adolorida,


Nutrida de mi última presencia.



SUSANA CHÁVEZ


PLIEGO PETITORIO – Poema de SUSANA CHÁVEZ


Que cese ya el grito alrededor de todo

detrás de las sillas llamándonos.


Que cese la espera de la eternidad


cansada de esperarnos,


que el silencio se vuelva transparente


para que el verdadero sonido


filtre por fin su alma.


que “el circulo perfecto” se vuelva luz encendida


en alguien que abre una puerta.


Que el golpe de mar quede en la memoria,


penetrante.


Que se acaben los hábitos de la incertidumbre,


que caiga la lluvia donde la ceniza se moje,


que la nostalgia siempre trabaje en la nieve,


que me dejen interrumpir el juego


de guardar silencio,


que Dios bendiga los zapatos rotos


y nos quite la costumbre tan socorrida del dolor.



SUSANA CHÁVEZ

martes, 24 de noviembre de 2015

Amores - Poema de Ovidio

Si para ti no es algo necesario

vigilar a tu amada, necio, al menos

procura vigilarla

por mí, para que yo la quiera más.

Lo que está permitido, desagrada.

Lo prohibido nos quema con más fuerza.

De hierro es el que ama lo que otro le permite.

Tengamos los amantes

un tanto de esperanza, otro de miedo,

y que deje un lugar para el deseo

de vez en cuando alguna negativa.

¿Para qué quiero yo una buena suerte

que nunca se preocupa por fallarme?

Yo no siento ningún amor por algo

que no me da ninguna vez molestias.

Una obra muy recomendable para estudiar la evolución del amor en una Roma llena de prejuicios a los que en ocasiones no supo hacer frente.

Ovidio, Amores, 2, 19
 

sábado, 21 de noviembre de 2015

Noviembre - Poema de Federico García Lorca

Todos los ojos
estaban abiertos
frente a la soledad
despintada por el llanto.

Tin
tan,
tin
tan.

Los verdes cipreses
guardaban su alma
arrugada por el viento,
y las palabras como guadañas
segaban almas de flores.

Tin
tan,
tin
tan.

El cielo estaba marchito.
¡Oh tarde cautiva por las nubes,
esfinge sin ojos!
Obeliscos y chimeneas
hacían pompas de jabón.

Tin
tan,
tin
tan.

Los ritmos se curvaban
y se curvaba el aire,
guerreros de niebla
hacían de los árboles
catapultas.

Tin
tan,
tin
tan.

¡Oh tarde,
tarde de mi otro beso!
Tema lejano de mi sombra,
¡sin rayo de oro!
Cascabel vacío.
Tarde desmoronada
sobre piras de silencio.

Tin
tan,
tin
tan.


Federico García Lorca
 

viernes, 20 de noviembre de 2015

Tu infancia en Menton - Poema de Federico García Lorca

Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo.
Es la niñez del mar y tu silencio
donde los sabios vidrios se quebraban.
Es tu yerta ignorancia donde estuvo
mi torso limitado por el fuego.
Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero, pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos.
Pensamiento de enfrente, luz de ayer,
índices y señales del acaso.
Tu cintura de arena sin sosiego
atiende sólo rastros que no escalan.
Pero yo he de buscar por los rincones
tu alma tibia sin ti que no te entiende,
con el dolor de Apolo detenido
con que he roto la máscara que llevas.
Allí, león, allí, furia del cielo,
te dejaré pacer en mis mejillas;
allí, caballo azul de mi locura,
pulso de nebulosa y minutero,
he de buscar las piedras de alacranes
y los vestidos de tu madre niña,
llanto de medianoche y paño roto
que quitó luna de la sien del muerto.
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
Alma extraña de mi hueco de venas,
te he de buscar pequeña y sin raíces.
¡Amor de siempre, amor, amor de nunca!
¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme.
No me tapen la boca los que buscan
espigas de Saturno por la nieve
o castran animales por un cielo,
clínica y selva de la anatomía.
Amor, amor, amor. Niñez del mar.
Tu alma tibia sin ti que no te entiende.
Amor, amor, un vuelo de la corza
por el pecho sin fin de la blancura.
Y tu niñez, amor, y tu niñez.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas.
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.

Federico García Lorca


jueves, 19 de noviembre de 2015

Los intranquilos – Jorge Guillen

Somos los hombres intranquilos
En sociedad.
Ganamos,gozamos, volamos.
¡Que malestar!


El mañana asoma entre nubes
De un cielo turbio
Con alas de arcángeles-átomos
Como un anuncio.
Estamos siempre a la merced
De una cruzada.
Por nuestras venas corre sangre
De catarata.

Así vivimos sin saber
Si el aire es nuestro.
Quizá muramos en la calle,
quizá en el lecho.

Somos entre tanto felices.
Seven o'clock.
Todo es bar y delicia oscura
¡televisión!
Jorge Guillen

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Y escribir tu silencio sobre el agua - Poema de Luis Rosales

“Sólo florece el agua que está queda”
Unamuno



No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de Marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.


Luis Rosales

lunes, 16 de noviembre de 2015

Para la libertad – Poema de Miguel Hernández

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.


Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.


Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.


Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.


Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


Miguel Hernández

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Canción de amor - Rainer Maria Rilke

¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.

Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!


Rainer Maria Rilke

martes, 10 de noviembre de 2015

ROMERÍA – Poema de Cesar Vallejo

Pasamos juntos. El sueño
lame nuestros pies qué dulce;
y todo se desplaza en pálidas
renunciaciones sin dulce.

Pasamos juntos. Las muertas
almas, las que, cual nosotros,
cruzaron por el amor,
con enfermos pasos ópalos,
salen en sus lutos rígidos
y se ondulan en nosotros.
Amada, vamos al borde
frágil de un montón de tierra.
Va en aceite ungida el ala,
y en pureza. Pero un golpe,
al caer yo no sé dónde,
afila de cada lágrima
un diente hostil.

Y un soldado, un gran soldado,
heridas por charreteras,
se anima en la tarde heroica,
y a sus pies muestra entre risas,
como una gualdrapa horrenda,
el cerebro de la Vida.

Pasamos juntos, muy juntos,
invicta Luz, paso enfermo;
pasamos juntos las lilas
mostazas de un cementerio.


Cesar Vallejo

lunes, 9 de noviembre de 2015

CARMEN VIII - Poema de Gayo Valerio Catulo

¡Ay, Catulo, deja de hacer simplezas,
y ten lo que está muerto por perdido!

Radiantes soles te brillaban cuando, 

en esos días, ibas

allí donde quería la niñita,

amada por nosotros como nadie

será amada jamás.

Muchas fiestas celebraste allí entonces,

que tú deseabas y ella no odiaba.

En verdad, lucían soles radiantes.

Ella ya no lo quiere,

no lo quieras tú, débil,

ni persigas a la que huye, ni vivas

miserable: resiste

con tu mente obstinada.

Adiós, niña. Catulo aguanta ya,

no te rogará ni pedirá nada.

Mas sufrirás, cuando por nadie seas

rogada. ¡Ay, infame! ¿Qué vida te queda?

¿Quién irá a ti hoy? ¿Quién verá tu belleza?

¿A quién amarás ahora? ¿De quién

se dirá que eres? ¿A quién besarás?

¿A quién morderás los delgados labios?

Pero, Catulo, aguanta decidido.


Gayo Valerio Catulo

domingo, 8 de noviembre de 2015

El mar - Poema de Pablo Neruda

NECESITO del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navíos.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.

Pablo Neruda