viernes, 24 de diciembre de 2021

De como estaba la luz - Luis Rosales

 El sueño como un pájaro crecía

de luz a luz borrando la mirada;
tranquila y por los ángeles llevada,
la nieve entre las alas descendía.

El cielo deshojaba su alegría,
mira la luz el niño, ensimismada,
con la tímida sangre desatada
del corazón, la Virgen sonreía.

Cuando ven los pastores su ventura,
ya era un dosel el vuelo innumerable
sobre el testuz del toro soñoliento;

y perdieron sus ojos la hermosura,
sintiendo, entre lo cierto y lo inefable,
la luz del corazón sin movimiento.

Luis Rosales 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

El céfiro nocturno - Pushkin


Del céfiro nocturno
éter fluye.
Bulle,
huye
el Guadalquivir.

Salió la luna dorada,
¡silen…! ¡chis!… guitarra al son.
La española enamorada
se ha asomado a su balcón.

Del céfiro nocturno
éter fluye.
Bulle,
huye
el Guadalquivir.

¡Quítate, ángel, la mantilla!
¡Cual claro día muéstrate!
¡Por la férrea barandilla
enseña el divino pie!

Del céfiro nocturno
éter fluye.
Bulle,
huye
el Guadalquivir.

Traducción de Eduardo Alonso Duengo

jueves, 4 de noviembre de 2021

Llevo tu corazón conmigo - E. E. Cummings


«Llevo tu corazón conmigo
(lo llevo en mi corazón)
nunca estoy sin él.
(A donde quiera que voy vas tú mi amor;
Y donde aquello que hago yo sola
es gracias a tí, mi cielo).
No le temo al destino
(ya que tu eres mi destino, cariño).
No quiero ningún mundo (porque hermosa
tu eres mi mundo, mi bien).
Este es el secreto más profundo que nadie conoce…
(Esta es la raíz de la raíz
y el brote del brote
y el cielo del cielo de un árbol llamado vida;
que crece mas alto de lo que el alma pueda esperar… o la mente ocultar)
Es la maravilla que mantiene las estrellas separadas
Llevo tu corazón
(lo llevo en mi corazón)»

E. E. Cummings 

miércoles, 27 de octubre de 2021

Hallazgo - Carmen Conde

Desnuda y adherida a tu desnudez.
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.

Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.
Afluentes de tus ríos serán mis ríos.
Navegaremos juntos, tú serás mi vela,
y yo te llevaré por mares escondidos.

¡Qué suprema efusión de geografías!
Tus manos sobre mis manos.
Tus ojos, aves de mi árbol,
en la yerba de mi cabeza.

Carmen Conde 

martes, 26 de octubre de 2021

UN ÚLTIMO CAFÉ - Juan Carlos García Hoyuelos

Dicen que la distancia

no empaña los sentimientos,

y no lo pongo en duda,

pero esta noche


ésta… la que imagina tu marcha,

y ambos, 

enmascaramos 

en papel de regalo,

duele tanto... tanto,

que las estrellas

dejaron de respirar,


y en su moribunda trashumancia,

impunes a la voz grácil del trigo,

son relevadas 

por miles de olas 

de un mar de amatista.

Hay una vela derritiéndose

en el alquitrán.


Un último café, 

en la cucharilla, giran y giran,

dos besos 

y un abrazo 

inmolado en espuma.


Juan Carlos García Hoyuelos

lunes, 6 de septiembre de 2021

ABRIRÉ MI BOCA-Juan Carlos García Hoyuelos

Mañana tendré en silencio el móvil,

la música que lame mis pies,

en silencio la carretera

que esconde un reguero de matrículas.


Mañana seré poco o nada, 

si acaso una penitencia del sol

cargando sobre las columnas 

que sostienen mi espalda. 


Y si llueve, abriré mi boca

todo cuanto pueda

para sentirme un prado, 

el junco olvidado, el olor a hierba,

para brindar por ti 

con la copa 

efímera de un arco iris.


Será mañana, porque hoy

me levanté antes de tiempo,

confundido por un reloj

que pronuncia los minutos

y omite las horas.


Juan Carlos García Hoyue

sábado, 24 de julio de 2021

TANTO GENTILE - Dante Alighieri

Tanto es gentil el porte de mi amada,

tanto digna de amor cuando saluda,
que toda lengua permanece muda
y a todos avasalla su mirada.

Rauda se aleja oyéndose ensalzada
-humildad que la viste y que la escuda-,
y es a la tierra cual celeste ayuda
en humano prodigio transformada.

Tanto embeleso el contemplarla inspira,
que al corazón embriaga de ternura:
lo siente y lo comprende quien la mira.

Y en sus labios, cual signo de ventura,
vagar parece un rizo de dulzura
que el alma va diciéndole: ¡Suspira!

Dante Alighieri

miércoles, 21 de julio de 2021

CUMBRES GÓTICAS - Juan Carlos García Hoyuelos

 CUMBRES GÓTICAS

(poema de "La bandera arriada" dedicado a la Catedral de Burgos, en su VIII centenario, 20-07-2221/20-07-2021)

El Arlanzón no se hace manso

por haber sido domado

tierras arriba, aún lozano,

con dos ramales de hormigón

y una montura de borrenes verdes,

sino para ver enhebradas en su piel

las cumbres góticas de la catedral.

Es comprensible, muy lógico,

nada ni nadie se escapa a su hechizo,

tampoco los sauces del Paseo del Espolón

cuyas trenzas tiñen de colores estacionales el agua.

Yo mismo, por muchas veces

que cruce el Arco de Santa María

la costumbre no elude

ese placentero escalofrío

que recorre por todo mi cuerpo

y deja mudos de argumentos

a aquellos pasos que, por urgidos,

no hacen la obligada pausa,

dejando atrás mi mirada, o tal vez sea

lo más parecido a lo que ellos llaman el alma,

que se embelesa ante la irrefutable armonía

entre el cielo y la acicalada piedra

que se enrosca hasta sentirse esbelta,

 un puerto donde fondea la niebla.

Juan Carlos García Hoyuelos

* del poemario "La bandera arriada", cuya publicación será en septiembre de 2021


domingo, 25 de abril de 2021

Pero ya no hay locos - León Felipe

Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. 
Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto y... 
ni en España hay locos. 
Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd... esto,
historiadores... filósofos... loqueros...
Franco... el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios,
en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos...
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios...
y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo...
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros).
¿Cuándo enloquece el hombre? ¿Cuándo, cuándo es cuando se enuncian los conceptos
absurdos y blasfemos
y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice por ejemplo:
No es verdad. Dios no ha puesto
al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;
el hombre es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos
que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora... ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y ... ¡Ni en España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo! ...
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj ..., este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto...
perfecto, ¡perfecto! 

León Felipe

domingo, 28 de marzo de 2021

Canción última - Miguel Hernández

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

Miguel Hernández 

domingo, 21 de marzo de 2021

Amor - Carmen Conde

Amor

Ofrecimiento.

Acércate.
Junto a la noche te espero.
Nádame.

Fuentes profundas y frías
avivan mi corriente.

Mira qué puras son mis charcas.
¡Qué gozo el de mi yelo!

Carmen Conde

sábado, 20 de marzo de 2021

Las rosas - Anacreonte


Derramemos el vino 
sobre las frescas rosas, 
que es flor de los amores. 
Apuremos las copas 
ciñendo nuestras sienes 
con floridas coronas. 

Entre todas las flores 
la más bella es la rosa: 
ríe la primavera 
al romper su corola: 
con ella se complacen 
los dioses, y ella adorna 
del hijo de la diosa Citerea 
la cabellera blonda 
cuando va con las Gracias 
danzando en las praderas olorosas. 

Ciñamos nuestras sienes, ¡oh Dionisos! 
con floridas coronas, 
y yo, cantando al eco de la lira, 
danzaré ante las aras con la moza 
de más alivio seno, coronado 
de guirnaldas de rosas. 

Anacreonte 




Invierno - Manuel A.

 Va terminando el invierno

con su manto de fina lluvia

y los tejados brillando.

Con su espejo a dos aguas

Como el día y la noche.

El día asume lo que sucederá

con toda esa monotonía

y sus sorpresas

mientras la noche nos espera

cuando el tiempo pierde

su valor estético

y el enigma nos acoge

en su enternecedor silencio.

Manuel A.





domingo, 14 de marzo de 2021

Para la casa nueva - Ursula K. Le Guin


Que esta casa se llene con olores de la cocina
y con sombras y juguetes y nidos de ratones
y rugidos de furia y cascadas de lágrimas
y hondos silencios sexuales y sonidos
de origen misterioso nunca explicados
y tesoros y regalos y miles de deshechos
y un flujo como un viento cálido pero más lento
soplando las hojas de los árboles y libros y años
de pez de la vida de un niño revoloteando plateados
rápido, rápido en la lenta ráfaga incesante
que ondula las cortinas un momento
todos esos años desde ahora, hacia atrás.
Que puedan los umbrales y los marcos bendecidos
bendecir a cada paso.
Que puedan los techos pero nos los cuartos conocer la lluvia.
Que las ventanas conozcan claramente
la rama y la flor del manzano.
Y que podáis estar en esta casa
como la música está en el instrumento.


Ursula K. le Guin 

lunes, 8 de marzo de 2021

La oración de las rosas - García Lorca

7 Mayo de 1918


¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Rosas, rosas, joyas vivas de infinito;
bocas, senos y almas vagas perfumadas;
llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna;
dulces lotos de las almas estancadas;
¡ave rosas, estrellas solemnes!

Amigas de poetas
y de mi corazón,
¡ave rosas, estrellas
de luminosa Sión!
Panidas, sí, Panidas;
el trágico Rubén
así llamó en sus versos
al lánguido Verlaine,
que era rosa sangrienta
y amarilla a la vez.
Dejad que así os llame,
Panidas, sí, Panidas,
esencias de un Edén,
de labios danzarines,
de senos de mujer.
Vosotras junto al mármol
la sangre sois de él,
pero si fueseis olores
del vergel
en que los faunos moran,
tenéis en vuestro ser
una esencia divina:

María de Nazaret,
que esconde en vuestros pechos
blancura de su miel;
flor única y divina,
flor de Dios y Luzbel.

Flor eterna. Conjuro al suspiro.
Flor grandiosa, divina, enervante,
flor de fauno y de virgen cristiana,
flor de Venus furiosa y tonante,
flor mariana celeste y sedante,
flor que es vida y azul fontana
del amor juvenil y arrogante
que en su cáliz sus ansias aclara.

¡Qué sería la vida sin rosas!
Una senda sin ritmo ni sangre,
un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas,
que sin ellas el alma moría,
sin estrellas, sin fe, sin las claras
ilusiones que el alma quería.

Ellas son refugio de muchos corazones
ellas son estrellas que sienten el amor,
ellas son silencios que lentos escaparon
del eterno poeta nocturno y soñador,
y con aire y con cielo y con luz se formaron,
por eso todas ellas al nacer imitaron
el color y la forma de nuestro corazón.
Ellas son las mujeres entre todas las flores,
tibios sancta sanctorum de la eterna poesía,
neáporis grandiosas de todo pensamiento,
copones de perfume que azul se bebe el viento,
cromáticos enjambres, perlas del sentimiento,
adornos de las liras, poetas sin acento.
Amantes olorosas de dulces ruiseñores.

Madres de todo lo bello,
sois eternas, magníficas, tristes
como tardes calladas de octubre,
que al morir, melancólicas, vagas,
una noche de otoño las cubre,
porque al ser como sois la poesía
estáis llenas de otoño, de tardes,
de pesares, de melancolía,
de tristezas, de amores fatales,
de crepúsculo gris de agonía,
que sois tristes, al ser la poesía
que es un agua de vuestros rosales.
Santas rosas divinas y varias,
esperanzas, anhelos, pasión,
deposito en vosotras, amigas;
dadme un cáliz vacío, ya muerto,
que en su fondo, mustiado y desierto,
volcaré mi fatal corazón.
¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Llenas rosas de gracia y amor,
todo el cielo y la tierra son vuestros
y benditos serán los maestros
que proclamen la voz de tu flor.
Y bendito será el bello fruto
de tu bello evangelio solemne,
y bendito tu aroma perenne,
y bendito tu pálido albor.
Solitarias, divinas y graves,
sollozad, pues sois flores de amor,
sollozad por los niños que os cortan,
sollozad por ser alma y ser flor,
sollozad por los malos poetas
que no os pueden cantar con dolor,
sollozad por la luna que os ama,
sollozad por tanto corazón
como en sombra os escucha callado,
y también sollozad por mi amor.

¡Ay!, incensarios carnales del alma,
chopinescas romanzas de olor,
sollozad por mis besos ocultos
que mi boca a vosotras os dio.
Sollozad por la niebla de tumba
donde sangra mi gran corazón,
y en mi hora de estrella apagada,
que mis ojos se cierren al sol,
sed mi blanco y severo sudario,
chopinescas romanzas de olor.
Ocultadme en un valle tranquilo,
y esperando mi resurrección,
id sorbiendo con vuestras raíces
la amargura de mi corazón.

Rosas, rosas divinas y bellas,
sollozad, pues sois flores de amor.

Federico García Lorca

domingo, 28 de febrero de 2021

Árboles hombres - Juan Ramón Jiménez


Ayer tarde, 
volvía yo con las nubes
que entraban bajos rosales
(grande ternura redonda)
entre los troncos constantes.

La soledad era eterna
y el silencio inacabable.
Me detuve como un árbol
y oí hablar a los árboles.

El pájaro solo huía
de tan secreto paraje,
sólo yo podía estar
entre las rosas finales.

Yo no quería volver
en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto
a los árboles iguales.

Los árboles se olvidaron, 
de mi forma de hombre errante, 
y, con mi forma olvidada,
oía hablar a los árboles.

Me retardé hasta la estrella.
En vuelo de luz suave,
fui saliéndome a la orilla, 
con la luna ya en el aire.

Cuando yo ya me salía, 
vi a los árboles mirarme.
Se daban cuenta de todo
y me apenaba dejarles.

Y yo los oía hablar,
entre el nublado de nácares,
con blando rumor, de mí.
Y ¿cómo desengañarles?

¿Cómo decirles que no,
que yo era sólo el pasante,
que no me hablaran a mí?
No quería traicionarles.

Y ya muy tarde, ayer tarde,
oí hablarme a los árboles.

Juan Ramón Jiménez



viernes, 26 de febrero de 2021

Mañana, al alba - Víctor Hugo


Mañana, al alba, al tiempo que en los campos aclara,
partiré. Ya lo ves, yo sé que tú me esperas.
Caminaré los bosques, las montañas severas.
Ya no resisto el tiempo que de ti me separa.

Andaré, pensativo, puesta en ti la mirada,
sin oír lo que llama, sin ver lo que fulgura, 
solo, oscuro, encorvado, con las manos cruzadas,
triste, y para mí el día será la noche oscura.

No miraré ni el oro que la tarde derrumba
ni las velas que al puerto van con lejano amor.
Y cuando haya llegado pondré sobre tu tumba
ramos verdes de acebo y de brezos en flor.

Víctor Hugo


miércoles, 24 de febrero de 2021

Los robles - Rosalía de Castro

1

Allá en tiempos que fueron, y el alma
han llenado de santos recuerdos,
de mi tierra en los campos hermosos,
la riqueza del pobre era el fuego,
que al brillar de la choza en el fondo,
calentaba los rígidos miembros
por el frío y el hambre ateridos
del niño y del viejo.

De la hoguera sentados en torno,
en sus brazos la madre arrullaba
al infante robusto;
daba vuelta, afanosa la andana
en sus dedos nudosos, al huso,
y al alegre fulgor de la llama,
ya la joven la harina cernía,
o ya desgranaba
con su mano callosa y pequeña,
del maíz las mazorcas doradas.

Y al amor del hogar calentándose
en invierno, la pobre familia
campesina, olvidaba la dura
condición de su suerte enemiga;
y el anciano y el niño, contentos
en su lecho de paja dormían,
como duerme el polluelo en su nido
cuando el ala materna le abriga.

2

Bajo el hacha implacable, ¡cuán presto
en tierra cayeron
encinas y robles!;
y a los rayos del alba risueña,
¡qué calva aparece
la cima del monte!

Los que ayer fueron bosques y selvas
de agreste espesura,
donde envueltas en dulce misterio
al rayar el día
flotaban las brumas,
y brotaba la fuente serena
entre flores y musgos oculta,
hoy son áridas lomas que ostentan
deformes y negras
sus hondas cisuras.

Ya no entonan en ellas los pájaros
sus canciones de amor, ni se juntan
cuando mayo alborea en la fronda
que quedó de sus robles desnuda.
Sólo el viento al pasar trae el eco
del cuervo que grazna,
del lobo que aúlla.

3

Una mancha sombría y extensa
borda a trechos del monte la falda,
semejante a legión aguerrida
que acampase en la abrupta montaña
lanzando alaridos
de sorda amenaza.

Son pinares que al suelo, desnudo
de su antiguo ropaje, le prestan
con el suyo el adorno salvaje
que resiste del tiempo a la afrenta
y corona de eterna verdura
las ásperas breñas

Árbol duro y altivo, que gustas
de escuchar el rumor del Océano
y gemir con la brisa marina
de la playa en el blanco desierto,
¡yo te amo!, y mi vista reposa
con placer en los tibios reflejos
que tu copa gallarda iluminan
cuando audaz se destaca en el cielo,
despidiendo la luz que agoniza,
saludando la estrella del véspero.

Pero tú, sacra encina del celta,
y tú, roble de ramas añosas,
sois más bellos con vuestro follaje
que si mayo las cumbres festona
salpicadas de fresco rocío
donde quiebra sus rayos la aurora,
y convierte los sotos profundos
en mansión de gloria.

Más tarde, en otoño
cuando caen marchitas tus hojas,
¡oh roble!, y con ellas
generoso los musgos alfombras,
¡qué hermoso está el campo;
la selva, qué hermosa!

Al recuerdo de aquellos rumores
que al morir el día
se levantan del bosque en la hondura
cuando pasa gimiendo la brisa
y remueve con húmedo soplo
tus hojas marchitas
mientras corre engrosado el arroyo
en su cauce de frescas orillas,

estremécese el alma pensando
dónde duermen las glorias queridas
de este pueblo sufrido, que espera
silencioso en su lecho de espinas
que suene su hora
y llegue aquel día
en que venza con mano segura,
del mal que le oprime,
la fuerza homicida.

4

Torna, roble, árbol patrio, a dar sombra
cariñosa a la escueta montaña
donde un tiempo la gaita guerrera105
alentó de los nuestros las almas
y compás hizo al eco monótono
del canto materno,
del viento y del agua,
que en las noches del invierno al infante
en su cuna de mimbre arrullaban.

Que tan bello apareces, ¡oh roble!
de este suelo en las cumbres gallardas
y en las suaves graciosas pendientes
donde umbrosas se extienden tus ramas,
como en rostro de pálida virgen
cabellera ondulante y dorada,
que en lluvia de rizos
acaricia la frente de nácar.

¡Torna presto a poblar nuestros bosques;
y que tornen contigo las hadas
que algún tiempo a tu sombra tejieron
del héroe gallego
las frescas guirnaldas!

[...]

Rosalía de Castro 

lunes, 22 de febrero de 2021

A un olmo seco - Antonio Machado


Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas de alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

Antonio Machado 

martes, 16 de febrero de 2021

Separado - Joan Margarit

 Separado

La casa se abre a una acera

donde no me espera nadie. 

Aquí sin ti. Un extraño. 

Fue aquí donde me extravié. 

Paseo sin mí, contigo.

Mi sombra es sólo un error,

viene de sitios más gélidos: 

tu corazón y tus manos. 

Es por lo que me marché. 

La vida desconocida

yo la he vivido sin ti. 

A tu lado.

Joan Margarit 

viernes, 12 de febrero de 2021

Hallazgo - Carmen Conde

 Hallazgo

Desnuda y adherida a tu desnudez.
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.

Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.
Afluentes de tus ríos serán mis ríos.
Navegaremos juntos, tú serás mi vela,
y yo te llevaré por mares escondidos.

¡Qué suprema efusión de geografías!
Tus manos sobre mis manos.
Tus ojos, aves de mi árbol,
en la yerba de mi cabeza.

Carmen Conde 

domingo, 7 de febrero de 2021

Canción última - Miguel Hernández

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

Miguel Hernández