miércoles, 4 de noviembre de 2015

CARMEN III - Poema de Gayo Valerio Catulo

Llorad, tanto Gracias y Cupidillos,
como todos los hombres más sensibles.

El gorrioncito de mi niña ha muerto,

el gorrioncito, joya de mi niña,

a quien amaba más que a sus ojitos;

pues de miel era y conocía, como

la hija conoce a su madre, a su dueña;

nunca se apartaba de su regazo, 

sino que, saltando a su alrededor, 

piaba constantemente para su ama.

Y ahora hace un camino de tinieblas,

hacia un lugar de retorno prohibido.

Sed malditas, malas sombras del Orco,

que fagocitáis todo lo precioso;

me arrancasteis este gorrión tan lindo.

¡Oh, acción malévola!¡Oh, gorrión perdido!

Ahora, por tu culpa, los ojitos

hinchaditos de mi niña se encarnan.


Gayo Valerio Catulo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante.