Consciente de mi visceral reflejo,
rémora de la humedad
en mis ojos que no claudican
ante cualquier lágrima,
me arrepiento de amar
con los dientes separados
y las manos apretándose
hasta que gime el silencio.
dueño de espacios tan amplios
que cuando me acerco a tu aroma
constato un espejismo:
ir a beber a un río extinguido.
Porque parecen tan reales tus orillas,
tan verosímil ese canturreo
entre repechos y guijos,
el frescor de tu aliento,
muerdo el señuelo de lo imaginado,
retrocedes
en el crepúsculo de mi cansancio.
Y aquí me tienes, amándote sin
tu consentimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.