martes, 11 de junio de 2013

NOS CRECIERON TANTO LAS ALAS


No me importa confesar

que he dudado de tu amor,

e incluso cuando me dijiste

que ya no me amabas

no creí de nuevo en tus palabras.

No dije nada, nada, sólo

te di un suave beso y en tu boca

mis dudas quedaron atrapadas.
 

Y dentro de ti, si bien en principio ajenas,

tuyas, muy tuyas fueron, y dudaste

de igual manera que yo lo hice,

dudaste si la piel que en esos momentos

mantenía tus ojos cerrados, era la mía

la que te acariciaba.

 
Y ahora que esas dudas

están disipadas, desaparecieron

cuando descubrí tu mirada

deshacerse en uno de mis sosegados silencios,

es tarde… ¡nos crecieron tanto las alas!;

largas como las de los vencejos,

como son las del viento que intenta

amarrarse con nudos de nubes

a las montañas,

y después de hacer correr el sudor

por la abrupta espalda,

ha de marcharse sin excusas,

vertiendo, eso sí, un nómada lamento.

 
Te amo, ahora sé que me amas,

pero ¡nos crecieron tanto las alas!,

que nos impiden hacer nítidas sombras

en el suelo, posarnos en la cornisa

donde escoger un mismo sueño.


Juan Carlos García Hoyuelos
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante.