viernes, 12 de diciembre de 2014

LAS RUBAIYAT - OMAR KHAYYAM: (extracto - 6)

Nunca te atormentes por lograr oro o plata.
Antes de que tu aliento se enfríe, haz lo posible
por disfrutar tus bienes con un amigo, antes
de que tus enemigos los derrochen si mueres.

Importa muy poco que vivas cien, mil años,
pues llegará un momento en que será preciso
que abandones tu vieja taberna. Porque aunque seas
sultán o pordiosero, al fin lo mismo vales.

En un ruinoso alcázar que elevó en otro tiempo
sus cúpulas al cielo, y del que hasta los reyes
besaron sus umbrales, escuché a un ave
que preguntaba: "¿Dónde? Dime, ¿dónde, dónde?

¿Te entristece tal vez que no te recompensen
cual mereces? Olvida y no te apenes. Todo
cuanto deba llegarte, escrito está en el libro
de lo eterno, que el viento al azar va hojeando.
El Cielo es la visión de un ideal que puede
llegar a realizarse. El Infierno es un símil
del espíritu ardiente que ha surgido del caos
para volver al caos, aun cuando sea tarde.

Puesto que nuestra estancia en el mundo es precaria,
es absurdo vivir sin amor y sin vino.
¿A qué discutir sobre el mundo? Cuando muera
no ha de importarme nada que fuese o no creado.

Desprecia a aquel que no ama la belleza.
Repugnante es el ser carente de pasiones.
Indigno es él del sol que alumbra, y de ese beso
con que suele aplacar nuestras penas la Luna.

Si ha sido Dios el que creó los seres,
¿Por qué tan pronto tiene que destruirlos?
Si son feos e imperfectos, ¿quién tiene la culpa?
Y si bellos y buenos, ¿para qué aniquilarlos?

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