LXXVIII
No tengo nunca más, no tengo siempre. En la arena
la victoria dejó sus pies perdidos.
Soy un pobre hombre dispuesto a amar a sus semejantes.
No sé quién eres. Te amo. No doy, no vendo espinas.
Alguien sabrá tal vez que no
tejí coronas
sangrientas, que combatí la burla,
y que en verdad llené la pleamar de mi alma.
Yo pagué la vileza con palomas.
sangrientas, que combatí la burla,
y que en verdad llené la pleamar de mi alma.
Yo pagué la vileza con palomas.
Yo no tengo jamás porque
distinto
fui, soy, seré. Y en nombre
de mi cambiante amor proclamo la pureza.
fui, soy, seré. Y en nombre
de mi cambiante amor proclamo la pureza.
La muerte es sólo piedra del
olvido.
Te amo, beso en tu boca la alegría.
Traigamos leña. Haremos fuego en la montaña.
Te amo, beso en tu boca la alegría.
Traigamos leña. Haremos fuego en la montaña.
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