XXXI
Con laureles del Sur y
orégano de Lota
te corono, pequeña monarca de mis huesos,
y no puede faltarte esa corona
que elabora la tierra con bálsamo y follaje.
te corono, pequeña monarca de mis huesos,
y no puede faltarte esa corona
que elabora la tierra con bálsamo y follaje.
Eres, como el que te ama, de
las provincias verdes:
de allá trajimos barro que nos corre en la sangre,
en la ciudad andamos, como tantos, perdidos,
temerosos de que cierren el mercado.
de allá trajimos barro que nos corre en la sangre,
en la ciudad andamos, como tantos, perdidos,
temerosos de que cierren el mercado.
Bienamada, tu sombra tiene
olor a ciruela,
tus ojos escondieron en el Sur sus raíces,
tu corazón es una paloma de alcancía,
tus ojos escondieron en el Sur sus raíces,
tu corazón es una paloma de alcancía,
tu cuerpo es liso como las
piedras en el agua,
tus besos son racimos con rocío,
y yo a tu lado vivo con la tierra.
tus besos son racimos con rocío,
y yo a tu lado vivo con la tierra.
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