XXX
Tienes del archipiélago las
hebras del alerce,
la carne trabajada por los siglos del tiempo,
venas que conocieron el mar de las maderas,
sangre verde caída del cielo a la memoria.
la carne trabajada por los siglos del tiempo,
venas que conocieron el mar de las maderas,
sangre verde caída del cielo a la memoria.
Nadie recogerá mi corazón
perdido
entre tantas raíces, en la amarga frescura
del sol multiplicado por la furia del agua,
allí vive la sombra que no viaja conmigo.
entre tantas raíces, en la amarga frescura
del sol multiplicado por la furia del agua,
allí vive la sombra que no viaja conmigo.
Por eso tú saliste del Sur
como una isla
poblada y coronada por plumas y maderas
y yo sentí el aroma de los bosques errantes,
poblada y coronada por plumas y maderas
y yo sentí el aroma de los bosques errantes,
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