martes, 23 de abril de 2013

Aspiración a la alegría


En mi aposento, asaltado a veces

por el hosco lebrel

de la esperanza, palpando

entre mis manos su vaho turbador,

juzgo ahora

mi propia aspiración a la alegría.

 
¿Podrá existir (digo en la noche)

una palabra, la única

sobreviviente, donde pueda

almacenar mis sueños, defenderlos

de toda vanidad, irlos

purificando en mi interior

tiranía callada, reagruparlos

en una misma fuente igualatoria?

 
Pero estoy solo frente

al llamamiento del mundo: amo

su fundación, vigilo

sus mudanzas, trabajo cada día

en las contestaciones

de mi propia experiencia, junto

mi vida en  un papel.

                                  Y las palabras,

al borde de ser dichas, próximas

ya a mi sueño, pretenden

suplantarme: soy el azar

que se traduce en vano. (Nadie

puede ser el espejo de sí mismo.)

 
Feliz aquel que nunca

puso nombre a su vida.

 
[Jose Manuel Caballero Bonald]

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