martes, 2 de abril de 2013

ENTRE MIS DEDOS

Las razones cercan  mis gestos,

por  tu soberbia fueron adiestrados,

y sobre ese talud que cada día

se levanta en diferentes lugares

(en unos estuve, en otros tu nombre),

soy un camino oblicuo que recorre

esta exánime e impuesta rigidez.

 
¿Dónde estoy? Si no reconozco

a quien he amado,

en tu odio naufrago

de igual modo que una semilla yerma

se ahoga en el oleaje del páramo,

y por muy domesticados

que mis despechos se muestren,

al mirarse nuestras espaldas

la nostalgia vuelve.

 
Mi cabeza erguida gana

lo que el sueño pierde en las sábanas,

estéril como lluvia en un erial de piedras,

pusilánime al traerse consigo

una indiferencia tras otra, una pequeña frase

que mañana me será negada,

una falsa sonrisa que hoy me regalas.

Y en esa sonrisa, la mía es asesinada.

 
Qué puedo retener en mis manos

cuando la  corriente

los remansos desatiende.

Qué puedo hacer si vence la nada,

sino hundirme en el sosiego

de otras miradas,

enterrarme de soledad

e ir soltando de entre mis dedos,

que caminan por un rellano blanco,

oscuras lágrimas.
 

[Juan Carlos García Hoyuelos]
 

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