no hagan idea de que salí con prisa,
para que las lunas encintas
no me aguarden curiosas.
que murmuren mis pasos,
mientras no despierten, atrás queden,
muy a lo lejos, sus labios
vestidos de largo.
bebiendo la frescura del aire
porque el mar, ayer,
entró hasta el río.
las preguntas no tienen
estribos con los que cimbrar
mis gestos rígidos.
Sí, llegaré, malherido en el alma,
muerto en el habla.
Pero voy tan despacio
que por mucho que abra,
-cerré a cal y canto mis entrañas-
la puerta no sospechará nada.[Juan Carlos García Hoyuelos]
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