que separa la inquietud
de tu también gesto intenso,
dudaría.
Soy dueño de tus dudas,
entre ellas duermo.
(zu eta ni,
Donostia eta Burgos artean)
Duerme plácidamente,
cuerpo igual a mi cuerpo,
aunque con distintos miedos;
tus párpados que, con celo,
esconden nuestra primera
luna desnuda, al cielo
han dejado huérfano, inerte,
su blanca referencia está sesgada,
la luna levita invidente.
Observo, con claros signos
de deseo, tu casi consumido descanso.
Llámame en tu memoria, házlo,
estoy vigilando tus labios.
( ¡ házlo !. )
Enfundaría mis manos
en las tuyas, y la oblicua inercia,
que por conocerme no obedece,
te besa sin importarle
el desenlace de tu último sueño.
Al unísono me miras y te miro, al unísono
(sonreímos)
de saliva, pasión otrora embozada
puertas afuera de amistad,
y como se tatúa el sello
en un enmarcado destinatario,
en tu piel quedan las huellas
de mis mareas, y dos faros,
cortejo de espuma, olas que,
rompiéndose en carnales acantilados,
unen dos embravecidos océanos.
[Juan Carlos García
Hoyuelos]
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