Antes del amanecer,
aprovechándome de la aún
bóveda de azabache,
subiré hasta la cima
del cerro a ver morir
a las estrellas que oyeron
estremecer de pasión
nuestros besos prohibidos.
por el inclinado hombro
donde desde mi ventana
veo a la luna como descansa.
Embriagada de rocío, la tierra
silenciará mis huellas
que persiguen vuestro olvido.
Llevaré a cuestas los
entresijos
de un amor prohibido,
de cortas primaveras e inviernos
que sobre mis brazos
son extendidos, a su libre albedrío.
Nuestro amor anida
en la noche,
irrumpe manso
del irrisorio tumulto.
Antes del amanecer,
confundido con el tul
negro que agita el cárabo,
subiré hasta la cima
del cerro a ver morir
a la luna que esconde,
en el lado que le prestó a la noche,
nuestros besos prohibidos.
[Juan Carlos García Hoyuelos]
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