Se precipita el romance;
hay un edén excitado
donde agotarnos
antes de que blasfemen
las cataratas del gozo.
Me envuelvo en tu piel;
por mi espalda corren
a velocidades prohibidas,
una y otra vez,
tus mechas incendiadas.
Nos ahogaremos, hazlo en mi paladar,
y quedaré atrapado de por vida
en tu cárstica marisma,
sorteando los zarpazos de tu apetito.
Mi próxima frase en tu lengua,
tu saliva, ahora clandestina,
asalta los vagones de mis instintos.
Piel en piel,
bicéfalo gemido;
el vaho se condensa
en un arco iris
formado por nuestra lluvia
y la indiscreta mirada
de unas estrellas alógenas.
Cuando empiece
a masticar el vacío,
te buscaré, búscame
en la antesala del henchido inicio.
[Juan Carlos García Hoyuelos]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.