Si volviera a nacer
y el recuerdo
no me acompañase
ni nada fuese como es,
el sabor de mis labios,
el tacto errabundo en mi piel,
me llevarían de nuevo a ti.
Sería en esas noches
que cayendo a borbotones
sobre mi camisa de barbecho,
echarían abajo
los palafitos del silencio.
Porque aunque volviera a nacer
seguirás inherente en mis manos,
tus caricias tomaron el abordaje
en cada roce que distingue mi vello.
Y si no te encuentro, búscame en un poeta de versos
faltos de un amor y lícitamente enamorados.
[Juan Carlos García Hoyuelos]
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